Antonio Alcántara
01:00 • 21 ago. 2011
Sábado noche. Centro de Almería. Muchos almerienses salen de marcha. Por las calles del centro proliferan los relaciones públicas que van a la caza del cliente con suculentas ofertas. Los flyers se reparten con agilidad por apuestos relaciones públicas o exuberantes azafatas, que son la imagen de cada pub e intentan conquistar clientela.
Seis cubatas a 15 euros, tres copas por 10 euros o mojitos por un euro. Son precios adaptados a la crisis que también afecta al gaznate y los dueños de los bares y pubs son conscientes de que tienen que rebajar los precios de antaño.
En ocasiones estas promociones van aparejadas de una bajada de la calidad y se impone el conocido ‘garrafón’, aunque no se puede medir a todos los pubs con el mismo rasero. “Es una guerra de precios que puede llevar aparejada en algunos casos la pérdida de calidad de productos y servicios”, asegura a La Voz de Almería, Rodrigo Díaz, gerente del Pub Burana y miembro de la Junta Directiva de Ashal.
Pero no sólo la situación económica es la causante de esta oleada de rebajas en los ‘cubatas’ sino otros factores como la entrada en vigor de la ley antitabaco o el traslado de gran parte de la marcha nocturna durante el verano de la capital a municipios como Aguadulce o Mojácar. Reinventarse o morir.
Ésa es la dicotomía por la que tienen que decantarse muchos establecimientos de ocio nocturno. “El ofrecimiento de buenas ofertas es para muchos la única alternativa para sobrevivir, vendiendo incluso por debajo del coste de producción”, manifiesta Díaz.
Los regentes de los pubs del centro sacan pecho y reivindican la calidad de salir por esa zona. “Cada local tiene su idiosincrasia y su público, pero un buen paseo por el centro de la ciudad a la caída de la tarde tiene un indudable atractivo”, añade.
A pesar de todo, Díaz reconoce que los horarios y otros factores son difíciles de combatir contra la competencia costera. “Estamos muy atados de manos por la imposibilidad que tenemos de instalar terrazas en la vía pública y además los horarios de cierre no son los mismos en los distintos municipios de la costa de Almería o incluso en zonas dentro de un mismo pueblo y es difícil competir con otros locales si las armas no son iguales para todos”, sentencia el regente del pub Burana.
Pubs sin licencia
El empresario va aún más lejos y acusa a algunos pubs de municipios costeros de la provincia de “no tener licencia de apertura o tener licencias pero sin ser específicas de pubs o discotecas y donde se permite fumar y la música hasta más de las seis de la mañana”.
Díaz está convencido de que “esto en Almería capital no sucede lo que provoca que el público se traslade a zonas donde las autoridades son más permisivas con el ocio nocturno, cuestión que está claramente perjudicando en la capital”.
Pero el representante de Ashal piensa que el descenso de clientes no ha sido tan drástico, pero sí ha habido una bajada en las ventas. “El gasto medio por persona ha descendido así como la renovación de público”, espeta. Este ‘empresario de la noche’ cree que se mantendrán estas ofertas una vez que pase el verano y no cree que la situación cambie demasiado, al menos a corto plazo.
Seis cubatas a 15 euros, tres copas por 10 euros o mojitos por un euro. Son precios adaptados a la crisis que también afecta al gaznate y los dueños de los bares y pubs son conscientes de que tienen que rebajar los precios de antaño.
En ocasiones estas promociones van aparejadas de una bajada de la calidad y se impone el conocido ‘garrafón’, aunque no se puede medir a todos los pubs con el mismo rasero. “Es una guerra de precios que puede llevar aparejada en algunos casos la pérdida de calidad de productos y servicios”, asegura a La Voz de Almería, Rodrigo Díaz, gerente del Pub Burana y miembro de la Junta Directiva de Ashal.
Pero no sólo la situación económica es la causante de esta oleada de rebajas en los ‘cubatas’ sino otros factores como la entrada en vigor de la ley antitabaco o el traslado de gran parte de la marcha nocturna durante el verano de la capital a municipios como Aguadulce o Mojácar. Reinventarse o morir.
Ésa es la dicotomía por la que tienen que decantarse muchos establecimientos de ocio nocturno. “El ofrecimiento de buenas ofertas es para muchos la única alternativa para sobrevivir, vendiendo incluso por debajo del coste de producción”, manifiesta Díaz.
Los regentes de los pubs del centro sacan pecho y reivindican la calidad de salir por esa zona. “Cada local tiene su idiosincrasia y su público, pero un buen paseo por el centro de la ciudad a la caída de la tarde tiene un indudable atractivo”, añade.
A pesar de todo, Díaz reconoce que los horarios y otros factores son difíciles de combatir contra la competencia costera. “Estamos muy atados de manos por la imposibilidad que tenemos de instalar terrazas en la vía pública y además los horarios de cierre no son los mismos en los distintos municipios de la costa de Almería o incluso en zonas dentro de un mismo pueblo y es difícil competir con otros locales si las armas no son iguales para todos”, sentencia el regente del pub Burana.
Pubs sin licencia
El empresario va aún más lejos y acusa a algunos pubs de municipios costeros de la provincia de “no tener licencia de apertura o tener licencias pero sin ser específicas de pubs o discotecas y donde se permite fumar y la música hasta más de las seis de la mañana”.
Díaz está convencido de que “esto en Almería capital no sucede lo que provoca que el público se traslade a zonas donde las autoridades son más permisivas con el ocio nocturno, cuestión que está claramente perjudicando en la capital”.
Pero el representante de Ashal piensa que el descenso de clientes no ha sido tan drástico, pero sí ha habido una bajada en las ventas. “El gasto medio por persona ha descendido así como la renovación de público”, espeta. Este ‘empresario de la noche’ cree que se mantendrán estas ofertas una vez que pase el verano y no cree que la situación cambie demasiado, al menos a corto plazo.
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