Los locales gays y de intercambio de parejas regeneran el turismo en Vera

Los locales gays y de intercambio de parejas regeneran el turismo en Vera

Manuel León
22:56 • 25 sept. 2011
En el recibidor del Templum, una celestina moderna de generosas caderas lleva todas las noches de verano repitiendo la misma cantinela a los curiosos que llegan de Murcia o Almería con ganas de fiesta diferente: “Entrar cuesta 40 euros, después, si una pareja te elige, hay sexo, si no, te tomas una copa y ya”.

El Templum es uno de los locales nocturnos swingers (intercambio de parejas) que abren sus puertas en Veraplaya, junto al Hotel Naturista, en lo que fue una antiguo carrizal donde los pescadores acudían a cortar cañas para las nasas. Ahora, varias décadas después, se practica otro tipo de pesca en la que vale cualquier anzuelo, desde la discreción de la que hace gala la zona.

El neón azul y violeta de los locales rivaliza entre sí cada noche de fin de semana coronado por la bandera del arco iris símbolo gay.
El A’divina, ante el que se suelen detener los forasteros, tiene en su puerta un tenderete como el altar a una diosa griega donde se pueden adquirir cremas de alargamiento de pene, bolas chinas o esencias para dilatar el himen. El pub Rainman está consagrado a las relaciones gay y en el Corner, además de mojito delux se publicita en una gran pizarra el espectáculo ‘Atame’. Otros garitos como La Diosa y Enigma invitan a partys continuados en la madrugada con curvas insinuantes dibujadas en el cristal: lugares donde el borbón y mujeriego Alfonso XIII le habría gustado perderse.

Sin embargo, enmedio de ese mar de sexo explicito e implícito que desprende el ambiente; de ese aire canalla con el trasiego de hombres neutros en tirantes y pechos depilados y de señoras bronceadas marcando tanga; a pesar de esa fama de Sodoma y Gomorra, Veraplaya es un lugar donde se combina como en pocos la desinhibición con el respeto y la complicidad de gente madura que sabe marcar los límites. A tan sólo unos kilómetros, está la antítesis de Mojácar donde reatas de púberes ruidosos se consagran al botellón en despedidas de soltero, al grito legendario de este estío: ‘Mujeres, mojito, Mojácar’.

Más información en edición imprsa.






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