Simón Ruiz
21:44 • 03 dic. 2011
“El objetivo lo hemos conseguido”. La sentencia es de Andrés Góngora, secretario provincial de COAG. La organización a la que pertenece convocó para la jornada de ayer un paro agrícola en protesta por los bajos precios en origen que reciben los productores y que fue secundado de forma mayoritaria por las cooperativas y en menor medida por las alhóndigas integradas en Ecohal.
Además del paro agrícola - apenas hubo trabajadores en los invernaderos y no llegaron camiones con hortalizas a los centros de comercialización -, en la capital hubo primero una concentración de agricultores - unos 600, que COAG elevó hasta los 2.000 - y después piquetes informativos repartidos en diferentes establecimientos comerciales, cuyas cadenas de distribución se convirtieron en la diana de las críticas “por un pacto no escrito en el que imponen bajos precios, de manera que los agricultores no ganamos ni para pagar los costes” de la producción hortofrutícola.
Aunque los piquetes no iban con la consigna directa de obligar a cerrar los establecimientos, los responsables de éstos, ante el despliegue de agricultores y policías, optaron por cerrarlos.
“Recomiende al director que cierre para calmar más los ánimos”, llegó a decir Góngora a un mando de la Policía a las puertas de Carrefour. El centro cerró desde el mediodía hasta las cuatro de la tarde, cuando se fue el piquete informativo.
Además de este centro, en la capital la protesta llegó hasta las puertas de Lidl de El Puche, Mercadona en el mismo barrio y Eroski en La Cañada. Todos cerraron. Lo mismo hicieron en el Lidl de Avenida Oasis de El Ejido, Día y Aldi en esta misma localidad del Poniente almeriense.
Desde COAG se valoró la jornada de ayer como un éxito y se lamentó que a la misma no se adherieran más organizaciones agrarias - ASAJA y UPA -, la propia industria auxiliar agraria y parte de las alhóndigas. Góngora dijo a LA VOZ que no cejan en su empeño de lograr la unidad de acción.
“Mientras esto siga así, mientras no se siente la distribución en una mesa a dialogar con nosotros, seguiremos con las acciones reivindicativas, que serán del mismo tono que las de hoy, aunque eso no significa que volvamos a ir a los mismos centros comerciales”, indicó el representante de COAG, apoyado ayer por un líder regional, el almeriense Eduardo López.
Acabada la protesta de ayer, los agricultores siguen pendientes de la pizarra de precios (“un kilo de tomates a 50 céntimos a la salida del almacén”) y bajo la amenaza de una “quiebra técnica” en el sector “por culpa de los buitres de las cadenas de distribución”.
Además del paro agrícola - apenas hubo trabajadores en los invernaderos y no llegaron camiones con hortalizas a los centros de comercialización -, en la capital hubo primero una concentración de agricultores - unos 600, que COAG elevó hasta los 2.000 - y después piquetes informativos repartidos en diferentes establecimientos comerciales, cuyas cadenas de distribución se convirtieron en la diana de las críticas “por un pacto no escrito en el que imponen bajos precios, de manera que los agricultores no ganamos ni para pagar los costes” de la producción hortofrutícola.
Aunque los piquetes no iban con la consigna directa de obligar a cerrar los establecimientos, los responsables de éstos, ante el despliegue de agricultores y policías, optaron por cerrarlos.
“Recomiende al director que cierre para calmar más los ánimos”, llegó a decir Góngora a un mando de la Policía a las puertas de Carrefour. El centro cerró desde el mediodía hasta las cuatro de la tarde, cuando se fue el piquete informativo.
Además de este centro, en la capital la protesta llegó hasta las puertas de Lidl de El Puche, Mercadona en el mismo barrio y Eroski en La Cañada. Todos cerraron. Lo mismo hicieron en el Lidl de Avenida Oasis de El Ejido, Día y Aldi en esta misma localidad del Poniente almeriense.
Desde COAG se valoró la jornada de ayer como un éxito y se lamentó que a la misma no se adherieran más organizaciones agrarias - ASAJA y UPA -, la propia industria auxiliar agraria y parte de las alhóndigas. Góngora dijo a LA VOZ que no cejan en su empeño de lograr la unidad de acción.
“Mientras esto siga así, mientras no se siente la distribución en una mesa a dialogar con nosotros, seguiremos con las acciones reivindicativas, que serán del mismo tono que las de hoy, aunque eso no significa que volvamos a ir a los mismos centros comerciales”, indicó el representante de COAG, apoyado ayer por un líder regional, el almeriense Eduardo López.
Acabada la protesta de ayer, los agricultores siguen pendientes de la pizarra de precios (“un kilo de tomates a 50 céntimos a la salida del almacén”) y bajo la amenaza de una “quiebra técnica” en el sector “por culpa de los buitres de las cadenas de distribución”.
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