El Ayuntamiento de Cantoria está finalizando la limpieza y puesta en servicio de las zanjas y boqueras que tradicionalmente han regado los pagos del lugar, y que en su conjunto componen una completa red de canalizaciones que aprovechan las aguas torrenciales de aguaceros y salidas naturales de yacimientos naturales que afloran a la superficie.
El origen de este ancestral sistema de riego data de la era romana, pero su mayor desarrollo se produjo por la civilización árabe asentada en la zona. Hasta 1960 los vecinos que aprovechaban estas aguas limpiaban los cauces, en algunos casos de hasta 1,5 metros de altura, pero con la llegaba de los pozos de bombeo cayeron en desuso hasta la fecha, que vuelven a discurrir y dar servicio a los cultivos tradicionales.
La mayor parte del trazado rehabilitado llevaba más de 70 años acumulando restos de aluviones y maleza hasta quedar absolutamente taponada la red pese a su viabilidad, ya que la mayor parte de sus aportes son de aguas que de otro modo se pierden sin aprovechamiento.
“Para nosotros tiene un significado especial, que no tiene nada que ver con lo pintoresco del sistema de regadío que ahora se puede ver y que atrae la atención de numerosos vecinos que nunca los vieron funcionar. Se trata de mantener una parte de nuestra historia de la mejor manera posible, que precisamente es haciendo que funcione y que tengan el fin para el que fueron construidas y concebidas. Obviamente muchas partes del trazado tienen un interés arqueológico innegable, por eso se ha hecho una limpieza manual para evitar dañar nada, pero en lo que todos coincidimos es que la mejor forma de conservarlo es permitir que siga circulando el agua, que recuperen su utilidad, porque sólo así las mantendremos vivas”, afirma Puri Sánchez, alcaldesa de Cantoria.
La red de boqueras y acequias permite reconducir las aguas de salidas de ramblas en aguaceros, llegando a generar aportes de lluvia de vital importancia que evitan forzar los pozos con los que se suministra a la población. Para los propietarios de los pagos, en muchos casos pequeñas fincas de explotaciones familiares que ya sólo trabajan ocasionalmente personas muy mayores, la vuelta del caudal a las boqueras ha supuesto el acicate necesario para recuperar algunos de esos cultivos dispuestos en terrazas, tal y como ellos mismos vieron que los trabajaron sus antepasados.
Hasta la fecha se ha llevado a cabo la limpieza de unos 2.000 metros de canalizaciones que ya están recuperando el caudal tradicional. Estas boqueras nacieron como una solución agrícola lógica en consonancia con las condiciones morfológicas y climáticas del sureste de España, es decir, se aprovecha el régimen torrencial para capturar el máximo posible de agua durante el breve tiempo que duran los aguaceros y de esta manera poder saturar la zona agrícola, que debidamente labrada y preparada mantendrá la humedad un largo periodo de tiempo, permitiendo así, la subsistencia de los cultivos. Además, la boquera introduce en los bancales agua mezclada con limo y restos orgánicos, lo que enriquece la composición del suelo, su capacidad de retención de agua y, por consiguiente, su fertilidad.
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