Manuel Leon
22:53 • 21 mar. 2012
Anda el proteico sector quesero de Almería un poco enojado porque el consejero Menacho dijo el otro día, en la presentación de una feria de turismo rural en Cádiz, que han confirmado su asistencia al evento queserías de todas las provincias andaluzas, “excepto Almería en la que, por el momento, no hay productores”. Sin embargo, algunos robinsones lácteos quedan aún por Uleila, por El Campillo, por Taberno y por Viator. En este último municipio de la metrópoli labora, como abeja en panal, Joaquín Sánchez, un emprendedor, un laborioso empresario de la economía real.
A pesar de que no es un negocio para hacerse extremadamente rico, Joaquín sobrevive en estos tiempos de puentes sobre aguas turbulentas, con una producción de mil kilos diarios de queso fresco elaborado artesanalmente, sin aditivos ni colorantes, en sus instalaciones de la Carretera Campamento de Viator, suministrando producto por la costa andaluza, entre otros, a establecimientos de la cadena Best Hotels, desde Almuñécar hasta Mojácar. No ha querido crecer, Joaquín, más de lo imprescindible, no quiere meterse más en camisa de once varas. Prefiere ir a lo suyo. Y lo suyo son los quesos: compra la leche de Puleva, en Granada, o la que sale de las vacas de los Hermanos Salinas en La Goleta y se pone manos a la obra en su obrador artesanal. Hace poco más de un lustro tuvo el empaque, Joaquín, de ganarle a la multinacional francesa Danone la titularidad de la marca Yogguissano, con la que produce y comercializa también yogures y crema de yogur, el caviar de todas sus creaciones, con la que ha conseguido llegar a los lineales de El Corte Ingles.
Ahora anda metido en el proyecto de crear una franquicia de yogurterías, aunque no lo tiene fácil el viatoreño, es un liliputiense rodeado de gigantes multinacionales. No quiere dar su brazo a torcer, este emprendedor de mostachos blanqueados como el queso que produce; no quiere vender su fábrica y su actividad a una gran cadena y levantarse al día siguiente con las manos en los bolsillos sin saber qué hacer; quiere seguir batallando con la vida.
Tiene un un gran terreno cercado en Santa Fe de Mondújar y su sueño sería abrir allí una fábrica de queso ecológico junto a un gran parque temático de elaboración del quesos, con sus vacas y sus aperos de ordeño, con su maquinaria artesanal y el aire puro de la sierra. Es el sueño audaz de un cabal empresario de Viator, aunque la vida no esté ahora para muchos sueños.
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