José Antonio Arcos
07:00 • 29 mar. 2012
En los almacenes la huelga se sintió más por efecto de los piquetes que por la propia voluntad de los cooperativistas o alhóndiguistas, que en el caso de los cierres de los centros de manipulado los hubo “para evitar altercados”. José Martínez Portero, presidente de Única Group y Casur, lo expresó gráficamente: “El que evita la ocasión evita el peligro”.
Agroiris, Vicasol, Ejidomar, Casur o Ferva, por poner solo algunos ejemplos, no abrieron. Otras como Nature Choice lo hizo y fueron a la huelga un tercio de sus envasadoras. Y también hubo otro tipo de cooperativas, como Murgiverde, que abrió pero cerró su centro de Vícar por falta de mujeres; abrió sus instalaciones de Santo Domingo, aunque con solo un 30% de envasadoras; y con menos personal también funcionó en sus centros de Roquetas de Mar y Almerimar.
Seguimiento desigual
Desigual fue también el seguimiento de la huelga en los almacenes de exportación de las alhóndigas. En Agroponiente no hubo manipulado ni personal de subasta, aunque sí hubo corrida con un 40% del volumen de kilos habitual. En el manipulado de La Unión se trabajó, y también hubo subasta, eso sí, con un 25% menos de género del normal.
Hubo otras subastas con muy poco producto y escasos agricultores, como Agroejido, que vendió sobre todo hortalizas de la víspera. Otras subastas no se celebraron en La Redonda como las de Agrupaejido y Femago. Quizá la normalidad donde más se visualizó fue en La Unión y en CASI. En La Cañada se subastaron un millón de kilos de tomate.
Lo que hicieron muchas comercializadoras fue adelantar sus pedidos un día antes y, en algunos casos, consensuar con los sindicatos el cierre de su almacén con la idea de evitar piquetes y posibles incidentes. Por eso, también se envió mucho género por carretera la tarde del miércoles.
La tranquilidad donde más se hizo notar fue en los invernaderos. Evidentemente en ellos y en el laberíntico mar de plástico no hubo visita de piquetes informativos. Bastantes agricultores hicieron tareas distintas a la recolección, aunque también muchos recogieron como cualquier día.
Agroiris, Vicasol, Ejidomar, Casur o Ferva, por poner solo algunos ejemplos, no abrieron. Otras como Nature Choice lo hizo y fueron a la huelga un tercio de sus envasadoras. Y también hubo otro tipo de cooperativas, como Murgiverde, que abrió pero cerró su centro de Vícar por falta de mujeres; abrió sus instalaciones de Santo Domingo, aunque con solo un 30% de envasadoras; y con menos personal también funcionó en sus centros de Roquetas de Mar y Almerimar.
Seguimiento desigual
Desigual fue también el seguimiento de la huelga en los almacenes de exportación de las alhóndigas. En Agroponiente no hubo manipulado ni personal de subasta, aunque sí hubo corrida con un 40% del volumen de kilos habitual. En el manipulado de La Unión se trabajó, y también hubo subasta, eso sí, con un 25% menos de género del normal.
Hubo otras subastas con muy poco producto y escasos agricultores, como Agroejido, que vendió sobre todo hortalizas de la víspera. Otras subastas no se celebraron en La Redonda como las de Agrupaejido y Femago. Quizá la normalidad donde más se visualizó fue en La Unión y en CASI. En La Cañada se subastaron un millón de kilos de tomate.
Lo que hicieron muchas comercializadoras fue adelantar sus pedidos un día antes y, en algunos casos, consensuar con los sindicatos el cierre de su almacén con la idea de evitar piquetes y posibles incidentes. Por eso, también se envió mucho género por carretera la tarde del miércoles.
La tranquilidad donde más se hizo notar fue en los invernaderos. Evidentemente en ellos y en el laberíntico mar de plástico no hubo visita de piquetes informativos. Bastantes agricultores hicieron tareas distintas a la recolección, aunque también muchos recogieron como cualquier día.
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