Antonio Fernández
22:49 • 29 mar. 2012
La de ayer fue probablemente la huelga general que acumuló más ‘miedos’ de las celebradas en las últimas décadas. Los empresarios y los políticos conservadores denunciaron el miedo de los negocios e instituciones a la acción de los piquetes. Los sindicatos denunciaron el segundo de los miedos, el de los propios trabajadores a sufrir represalias si secundaban el paro.
El tercer miedo fue el de aquellos que hicieron cálculos para cuantificar a cuánto les salía la huelga general. Un coste que por término medio se establecía entre los 80 y los 100 euros y que echó atrás la intención de huelga de muchos almerienses, sumidos en una situación de precariedad económica que no les permite estas ‘alegrías’.
A la manifestación, no al paro
Probablemente fue la suma de esos tres miedos los que provocaron el curioso efecto de un escaso seguimiento de la huelga general convocada para la jornada de ayer, pero una afluencia muy importante en la manifestación que recorrió el centro de la capital al mediodía, considerada una de las más numerosas, si no la que más, de las convocadas por motivos laborales. Se calcula que más de 10.000 personas se sumaron a esa manifestación.
Difícil saber la participación real en la huelga general. Si se atiende a los datos de los sindicatos convocantes el seguimiento habría estado por encima del 60 por ciento de trabajadores no afectados por servicios mínimos. Si se atiende a los datos del Gobierno, la huelga habría tenido una incidencia media-baja.
Los empresarios, por su parte, basan su balance en los datos de descenso del consumo eléctrico y les sale que ese consumo bajó un 20 por ciento por la mañana y un 16 por ciento por la tarde. La mayor incidencia del paro se notaba por la mañana en los comercios y la hostelería del centro de la capital, hecho que los empresarios achacan a la presencia amenazante de los piquetes. Mientras tanto, en los barrios la normalidad era palpable.
Pero lo cierto es que hubo numerosos negocios cerrados, que el aeropuerto tuvo que suspender hasta doce vuelos con salida o llegada a Almería, que el transporte público funcionó sólo en servicios mínimos o que en las grandes industrias (escasas por otra parte en Almería), se apreció una incidencia elevada.
Los sindicatos, tras valorar la jornada como positiva, ya anuncian que es sólo un primer acto que tendrá muchas réplicas si se persiste en la reforma laboral.
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