Walili ya es historia, sus moradores entre la resignación y la esperanza

La demolición dispersa en distintos alojamientos a los cerca de 150 inmigrantes que lo ocupaban

El poblado de El Walili ha sido desmantelado en poco más de 24 horas
El poblado de El Walili ha sido desmantelado en poco más de 24 horas La Voz
Antonio Fernández
23:34 • 31 ene. 2023

Las excavadoras han hecho bien su trabajo y en apenas un día uno de los poblados chabolistas más antiguos de la provincia, el de El Walili, en Níjar, ya ha pasado a la historia de las vergüenzas almerienses.



Todo comenzó a las siete de la mañana del lunes, tal y como se había anunciado y ayer podía comprobarse que del asentamiento quedan apenas unos restos que las palas y los camiones se afanaban ayer por hacer desaparecer.



Por entre los escombros se movían aún algunos de los que, hasta este lunes, eran moradores del poblado. Rebuscaban los pocos objetos y enseres de escaso valor que han quedado como testimonio de la vida que, incluso en un entorno tan precario como era El Walili, se ha abierto paso durante muchos años.



Resignación
Más allá de los alborotos provocados por algunas organizaciones, los que aún permanecían en las cercanías del poblado se movían entre la tristeza y la ilusión. La primera porque, mal que bien, ese asentamiento ha sido su casa, en muchos casos durante años.



Ilusión porque se abre un nuevo tiempo ante ellos. Tienen la promesa de ser realojados; y de hecho ayer mismo 86 de ellos ya durmieron en el Centro de Acogida de Níjar. Pero la esperanza va más lejos porque, según señaló la alcaldesa nijareña, Esperanza Pérez, en un mes y medio o dos meses estará lista la primera promoción de viviendas, un total de 62, para los inmigrantes, con capacidad para alojar hasta cuatro en cada uno de esos pisos de acogida.



Con y sin ‘papeles’
Las soluciones, en efecto, van llegando después de que el compromiso del Ayuntamiento incluyera en esas soluciones habitacionales a aquellos que residían en Walili con su documentación en regla y quienes carecen de esos ‘papeles’ que son el salvoconducto hacia una vida mejor.



Porque, según los datos que recogió el propio Ayuntamiento y las organizaciones que desde hace años trabajan codo con codo con los inmigrantes, como Almería Acoge, CEPAIM, Cruz Roja o Las Mercedarias o Médicos del Mundo, entre otros, más de la mitad de los habitantes de Walili carecen de documentación y pueden ser considerados ilegales o residentes ‘irregulares’.



El traslado
De las alrededor de 250 personas que estaban recogidas en los censos realizados desde los servicios municipales a finales del pasado año, más de la mitad son ‘sin papeles’ y apenas 50 de ellos han permanecido en el poblado hasta el día del derribo.


El resto, especialmente los que no tienen documentación en regla, habían ido abandonando el asentamiento. Según el presidente de Almería Acoge, Juan Miralles, el miedo a ser identificados, a tener problemas debido a su situación, provocó ese éxodo que les ha llevado a otros asentamiento del municipio o a casas de amigos o familiares.


Es el caso de Hammed (nombre supuesto), que a mediodía de ayer estaba en El Walili recogiendo enseres, rebuscando entre los escombros, y reconocía no tener los papeles en regla. Pero sólo le quedan ocho meses más para acceder a la regularización, un corto periodo de tiempo. “Vivimos con esa ilusión, porque hemos venido a trabajar, y a vivir y mejorar nuestra situación es una ilusión muy grande, el gran objetivo”.


Las quejas
Con tranquilidad, pero con cierta amargura, reconocen que en estos asentamiento se sienten cómodos “no porque las condiciones sean buenas, ni mucho menos, sino porque estamos cerca de los lugares donde trabajamos y tenemos nuestra vida y nuestras costumbres aquí”. Saben que su presencia no siempre es bien tolerada por todos los vecinos de la comarca y por ello buscan su espacio de privacidad.


Es la primera batalla contra los asentamientos y por la normalización de la vida de muchos miles de personas llegadas desde varias zonas del mundo. Urge dar respuestas al resto de los problemas... y contar con ellos para hacerlas realidad.


Dos modelos, dos mundos
Si El Walili era un asentamiento poblado por una mayoría de jóvenes llegados desde ultramar en el municipio de Níjar conviven otros tipos de asentamientos, como es el caso del Don Domingo, junto a Atochares.


En el primero la gran mayoría son temporeros, la mayoría ‘sin papeles’ que viven solos o con compañeros. En el segundo abundan las familias. Ayer mismo se podía encontrar a muchas madres recogiendo a sus hijos del centro escolar de Atochares.


El caos de El Walili no lo es tanto en Don Domingo, organizado en torno a una serie de calles y con viviendas mejor construidas (sin dejar de ser chabolas).


Allí han ido a parar un buen número de los desalojados del Walili, solidariamente acogidos por sus compañeros en ese camino de la emigración que emprendieron en busca de una vida mejor, para ellos y para sus familias.


Muchos se han jugado la vida para alcanzar ese objetivo y afirman que quieren compensar a quienes los acogen con trabajo y lealtad. Son mayoritariamente jóvenes cargados de esperanza, dispuestos a salvar las dificultades que la vida les pone y buscan espacios de paz y de una convivencia que no siempre es fácil.


Muchos ansían una integración que a veces se les resiste y, como Hammed, no desdeñan los poblados porque se sienten seguros, lejos del rechazo, racismo o incomprensión que sufren, a veces con demasiada frecuencia.


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