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Miguel A. Alonso: "En el salón de las conspiraciones del palacio se decidía todo lo que debía pasar"
Al hablar del deterioro imparable y continuo del monumental Palacio del Almanzora durante los últimos lustros siempre ha habido un
mantra que acompañaba a prácticamente toda información al
respecto. “En estado semi-ruinoso”. Una situación que
llama a la preocupación pero que también abría una grieta para la esperanza, ya que el edificio no se daba por ruinoso de forma definitiva.
Repetir esta sentencia ya no es posible. Al menos para partes del palacio en el que residieron los marqueses del Almanzora y que
son auténtica historia del municipio de Cantoria donde se encuentra,
del Valle del Almanzora y de la provincia de Almería.
Como ejemplo sus
bodegas, que se remontan nada menos que al siglo XVIII. Incluso previas a cuando se
obró sobre el inmueble para darle la actual imagen. Ya no será
posible mostrarlas tal y como fueron ideadas y como se mantenían hasta
hace unas semanas, cuando un nuevo desprendimiento, en esta ocasión
del techo que protegía esta parte del edificio, destrozó parte de las mismas desplomándose sobre la mencionada bodega.
Una bodega
“magnífica, única y irrepetible” tal y como la define Miguel
Ángel Alonso, uno de los fundadores de la asociación de Amigos del Palacio del Almanzora. No exagera en sus palabras. Se encontraba casi
tal y como fue concebida hace alrededor de tres siglos.
No es, ni mucho menos, la única parte del palacio que ya no podrá rehabilitarse. Que ya se ha perdido para siempre. Los espectaculares frescos que decoraban la habitación de la marquesa con faisanes y otros motivos decorativos están ya totalmente destrozados. “¿Cuál es el legado que vamos a dejar a quienes vengan después”, se pregunta Alonso.
Pérdidas
irreparables y de un valor histórico totalmente incalculable pese a
que el monumento figura dentro del Catálogo del Patrimonio Histórico
Andaluz, para indignación del miembro de la asociación. “La única
realidad es que la Delegación de Cultura permite que bodegas como
esta del Palacio del Almanzora, intactas tras casi 300 años, casi se
destrocen por completo. Creo que Cultura debe intervenir y no estar
escondidos”, denuncia.
Al figurar dentro
del catálogo, Alonso recuerda que “la obligación de conservar es
de los propietarios” y que “quien debe vigilar es el
Ayuntamiento” pero que “el responsable final es la Delegación de
Cultura” de la Junta de Andalucía.
Quien sí ha sido un
aliado inesperado del edificio en el que se tomaron decisiones
históricas como el trazado de la línea de ferrocarrilGuadix-Almendricos ha sido la climatología, ya que la ausencia de
lluvias intensas y continuas ha evitado un deterioro aún mayor, lo
que tampoco ha librado al palacio de seguir sumando desperfectos,
puesto que en algunas de sus áreas ya ni tan siquiera quedan tejas,
por lo que cada vez que llueve el agua entra a su interior.
Alonso lamenta que “llevamos
décadas hablando del Palacio del Almanzora” sin que tanto sus
propietarios (privados en una parte y en la otra del Ayuntamiento de
Cantoria) como la Administración andaluza hayan hecho movimientos
realmente decididos para salvar el palacio.
“Los
ciudadanos tenemos que decir basta. Qué legado vamos a dejar?”, reitera de nuevo Miguel Ángel. La cuestión no es una
pregunta más lanzada al aire. Al menos en parte la respuesta está
clara. Quienes vengan ya no conocerán buena parte del tesoro que suponían
estas zonas del palacio. Y cada vez parece menos probable que se actúe
a tiempo para salvar el resto del mismo. Todo, salvo algunas voces y el clima, juega en su contra.
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