Finalmente, los hechos le han dado la razón a algunos de los cautos habitantes de la barriada cuevana, cuando, ante las campanas lanzadas al vuelo esta semana, mantenían sus dudas sobre un compromiso a tumba abierta de Estados Unidos para limpiar Palomares del plutonio que la potencia mundial dejó diseminado en esas tierras del Levante almeriense hace 57 años.
A la conclusión del encuentro bilateral mantenido en el Despacho Oval de la Casa Blanca entre Pedro Sánchez y Joe Biden, el mandatario español atendió a los medios de comunicación en los jardines del Palacio, al mediodía hora local, y sobre Palomares dijo Sánchez lo siguiente: “Ha habido un claro avance sobre este tema, el presidente Biden ha mostrado su voluntad de resolver este problema y hemos acordado emplazar a nuestros equipos técnicos a que se reúnan cuanto antes para poder extraer esta tierra contaminada y sacarla de España”.
Es decir, no hay fechas, ni plazo, ni plan de actuación. Solo lo que ya había desde 2015: voluntad de resolver este problema enquistado desde una mañana de enero de 1966. De hecho, tampoco es novedoso que se reúnan los equipos técnicos de ambos países -Ciemat y Departamento de la Energía de EEUU (DOE)- lo han hecho ya en varias ocasiones. De hecho, hay un Plan de Rehabilitación de los terrenos, sobre 40 hectáreas, con un estudio en tres dimensiones, que solo necesita de que Biden diga: “Adelante”. Es decir que la expectación generada sobre un acuerdo firmado para la descontaminación palomareña ha quedado en agua de borrajas.
Es más, Sánchez se ha detenido más tiempo en explicar los avances en el recorte de aranceles de las aceitunas negras sevillanas que en la herencia atómica dejada por EEUU durante el tiempo de la Guerra Fría; es decir que quizá Antonio Fernández, alcalde de Cuevas del Almanzora, se haya sentido, en el caso específico de Palomares, como aquel Pepe Isbert, alcalde de Villar del río, que se subió al balcón municipal y engalanó el pueblo para recibir a unos americanos que pasaron a toda pastilla en Dodge Dart oscuros, sin ni siquiera detenerse.
El posible acuerdo sobre Palomares era uno de los temas de la agenda entre ambos dirigentes que más expectación habían generado. Se trata de un problema que colea desde hace casi seis décadas, producto de un accidente entre dos aviones estadounidenses en 1966 y la caída de cuatro bombas termonucleares que provocó contaminación por plutonio.
Sánchez ha explicado que el principal “avance” ha sido que ambos han dado instrucciones para que “equipos técnicos se reúnan cuanto antes para que de una vez por todas poder extraer estas tierras contaminadas y poder sacarlas de España”.
El presidente ha incidido en que el encuentro ha puesto de manifiesto la “voluntad de resolver este problema” y ha confiado en que con ello se pueda solucionar “de forma definitiva esta cuestión”, sin entrar en más detalles sobre posibles plazos.
Sánchez ha confirmado así lo adelantado el miércoles por el secretario de Estado, Antony Blinken, tras reunirse con el ministro de Exteriores, José Manuel Albares, quien dijo que “pronto” se iban a reanudar las negociaciones sobre esta cuestión.
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