La Buñuelá y el ‘Entierro de la zorra’, que transcurre el último fin de semana de febrero ó el primer domingo de marzo, es, junto a las fiestas de San Sebastián, que se celebran el 20 de enero, con la quema de los chiscos u hogueras y las de Santa Rosa de Viterbo, a primeros del mes de septiembre, son las principales fiestas de Alcolea, al margen de las que celebran las pedanias de Darrical y Lucainena, a lo largo del año.
La gente más anciana de Alcolea dicen que la festividad del ‘Entierro de la Zorra’, se celebraba con anterioridad a la Guerra Civíl. Con la dictadura, la cita, con clara vocación pagana, quedó prohibida, aunque muchos, como en otros pueblos de la provincia, no se resignaron ante esta situación a riesgo de ser perseguidos por la fuerza pública.
La fiesta fué recuperada en 1990 como un elemento más de uno de los pilares en los que se quiere cimentar el desarrollo de Alcolea, cómo es el turismo. Otro es la producción de aceite de oliva. Ahora, además, los olivos de Alcolea son utilizados cómo recurso turístico, como pone de manifiesto la segunda ‘Ruta por los Olivos Centenarios’ que se celebró hace un par de semanas.
Según se puede leer en la página web del Ayuntamiento de Alcolea, hablar sobre en qué consiste la celebración del
Entierro de la Zorra está abierto a una cierta interpretación aunque, si algo tienen claro en el pueblo es que es un día para que tanto nativos como visitantes se lo pasen bién. “Nuestra última intención era la de hacer daño. La idea que tenemos nosotros del Entierro de la Zorra es la de que con la quema se acaba con todas las rencillas del año. O sea que a partir de este momento empezamos todos de cero”, explica el alcalde, Cristóbal Baños.
El habitual entierro de la sardina con el que se despide el carnaval en la mayoría de los luegares de España, en Alcolea es el de una zorra. El muñeco, de dimensiones similares al animal original, es confeccionado con paja. En su interior se introducen unos petardos. El cortejo va acompañado por una serie de personajes: un cura, dos monaguillos, cuatro guardias civiles, el marido, el amante, el alguacil, el hijo y los dolientes, acompañados por música.
Durante la parodia, en la que el muñeco que representa la zorra es conducido en unas andas, el ‘aguacil’ va pidendo a todos los presentes, por medio del pregón, durante cinco paradas, que se personen al final del recorrido, en la Plaza del Ayuntamiento. Aquí se lee de nuevo el pregón y el testamento del desventurado animal. Sus bienes serán repartidos entre los habitantes de Alcolea. Antes de la quema de la zorra, enmedio de la Plaza, los dolientes reciben el pésame de todos los presentes.
“ Darnos a conocer y revitalizar la economía local a través del turismo”
El Alcalde de Alcolea, el socialista Cristóbal Baños, refiriéndose a la celebración de la fiesta del ‘Entierro de la Zorra’, ha destacado que “esa lucha de nuestros antepasados”, por mantener viva la tradición de la fiesta, “junto al fomento de actividades para dar a conocer nuestro municipio y revitalizar su economía a través del turismo, fue lo que nos llevó a recuperar esta tradición popular”.
Recordando los tiempos en los que la fiesta estuvo prohibida, con la dictadura franquista, Cristobal Baños señalaba que, “ahora que la autoridad nos permite celebrarlo y hemos conseguido que se conozca fuera, vamos a hacer todo lo posible por mantener esta tradición”. Una tradición que, además, es única en la provincia de Almería.
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