La Hermandad de Nuestro Padre Jesús de Salud y Pasión en su Tercera Caída y María Santísima de los Desamparados volvió a poner en las calles de la ciudad una de sus mejores Estaciones de Penitencia. Un año que para los hermanos de Pasión iba a ser especial por diversos motivos: pasar por primera vez en su historia ante las puertas del primer templo de la diócesis, la Catedral de la Encarnación, donde su deán, Juan Torrecillas, acompañado por dos representantes de las hermandades que allí radican, los recibió.
En esta ocasión el itinerario fue totalmente distinto, al efectuar la Carrera Oficial del Paseo de Almería nada más salir de la iglesia parroquial de Santa Teresa, donde radica la hermandad.
“El Lunes Santo es muy especial para la cofradía del Pasión porque aglutina a todo este barrio de Oliveros. El Señor de Pasión y la Virgen de los Desamparados se están convirtiendo en un símbolo del barrio. Además de que las procesiones son una catequesis viva, hacer una procesión es manifestar que somos peregrinos en esta vida, y que queremos seguir los pasos de aquellos que llevamos sobre los hombros”, manifestó a LA VOZ Manuel Menchón, consiliario de la Hermandad y párroco de Santa Teresa, nada más salir la cofradía.
La salida, entre aplausos y lluvia de pétalos lanzados a Jesús de Pasión mientras avanzaba por la dificultosa rampa de la salida, fue sinónimo del amor al titular de Oliveros. Su capataz, Juan Sagredo, previamente y en el interior del templo, dirigió unas palabras a los costaleros dedicadas “a quien hoy nos va a acompañar en nuestra Estación de Penitencia, Quique Vivas”, señaló Sagredo a la vez que ordenó la primera levantá al cielo dedicada a quien además de fundador de la hermandad, ha sido su hermano mayor.
El paso de palio de la Virgen de los Desamparados apareció en el dintel de la puerta de Santa Teresa, más bello que nunca con las orquídeas que amorosamente le había colocado su florista, Rogelio Fernandez. El paso de palio, dirigido por su capataz, Manuel Vicente Barranco, celebraba que esta Estación de Penitencia también era su quinto año al frente de este gran cuadrilla de costaleros, compuesta por cincuenta y seis corazones, y “qué mejor forma de conmemorarlo que hacer Estación de Penitencia en la Catedral de la Encarnación. Esto era algo que la cofradía necesitaba, alargando su recorrido para llegar hasta el corazón de la diócesis”, expresó Manuel Vicente Barranco.
Pasión ha realizado uno de los más grandes desfiles procesionales de su historia, una procesión en la que ha estado en la mente de todos sus cofrades uno de sus hermanos más queridos y respetados, José Enrique Vivas.
A este gran cofrade se le dedicó la oración realizada ante la Patrona en la visita que cada año realiza la cofradía de Pasión, del barrio de Oliveros.
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