‘Si no tengo caridad no soy nada’ es el lema de una cofradía cada año mejor

‘Si no tengo caridad no soy nada’ es el lema de una cofradía cada año mejor

José Luis Laynez
22:44 • 30 mar. 2013

Viernes Santo. Cristo ha muerto. Su Madre y sólo uno de los doce discípulos lo han acompañado al monte Calvario hasta el final. Las Escrituras aseguraban que al tercer día iba a resucitar. Habría que esperar ese tiempo para comprobar si verdaderamente se cumpliría y, por tanto, Jesucristo era hijo de Dios; o si no sucedía así y era un simple mortal. El Viernes Santo aún no se conocía qué iba a pasar.

Las procesiones de este día versan sobre la muerte de Cristo. Tres hubo en Almería: Caridad, que salió de San Agustín a las 7 de la tarde; Entierro, que lo hizo de San Pedro una hora más tarde; y la Soledad, que procesionó desde Santiago a partir de las 21 horas. Además, la madrugada fue el Vía Crucis del Cristo del Escucha.

La primera de ellas, la Humilde Herman- dad de San Francisco de Asís y Cofradía de Nazarenos del Stmo. Cristo de la Caridad en su Traslado al Sepulcro, María Stma. de las Penas y Santa Marta, conocida popularmente como ‘la Caridad’, salió puntualmente del templo de San Agustín a las 19 horas de una tarde ventosa y desapacible, como el resto de días. Ciertamente, Almería ha sido la única ciudad andaluza que no ha tenido que suspender esta Semana Santa de 2013 ninguna procesión; pero Eolo se ha ensañado con nuestra ciudad.

Cofradía de luto y silencio, apenas dejaba oír en su desfile procesional música de capilla, que tocaba la Capilla Musical de Viento y cantaban las voces del Cuarteto Vocal ‘Anacrusa’. Eso sí, las saetas de la peña ‘El Morato’ no le faltaron a final de la calle Real, a la altura de la iglesia de las Claras. El Niño de las Cuevas y su hija Ana Mar se encargaron de ello.

Por el portón de San Agustín, durante muchos años conocida en Almería como ‘los Franciscanos’ aunque dicha orden religiosa ha dejado hace unos meses de regentar la iglesia, fue ganando la Rambla Alfareros el cortejo. Abría la cruz guía, flanqueada por dos faroles. Luego venía la guardería, la bandera y cuatro báculos. Seguía el Libro de Reglas, de cuero bellamente repujado, la ‘bacalá’ y el grupo de música de capilla y el cuarteto vocal ‘Anacrusa’. Seis ciriales y la cruz parroquial servían de pórtico al único paso que lleva esta procesión, el Cristo de la Caridad.

Representa los últimos instantes de la presencia humana de Cristo en la tierra,  muerto y trasladado al sepulcro envuelto en una sábana blanca a manera de mortaja. Otras figuras que aparecen en el paso son José de Arimatea, Nicodemo, el apóstol Juan Evangelista e, inclinada a sus pies, María Magdalena. Detrás puede verse la comitiva fúnebre junto a la Cruz, de la que pende el Santo Sudario y las escaleras. A la derecha están las santas mujeres María Salomé y María Cleofás; en el lado izquierdo, Santa Marta, en actitud consoladora junto a María Stma. de las Penas.

Iconografía

La imagen del Cristo de la Caridad, y todas las que componen el paso, son obra del sevillano José Manuel Miñarro, que lo esculpió en su totalidad entre los años 1999 (el Cristo) y 2008 (las últimas imágenes, las Santas Mujeres). Una década para finalizar un paso de misterio espectacular de una Cofradía fundada en el año 1995. El trono es de estilo barroco, del tallista sevillano Antonio Ibáñez, corriendo la  carpintería a cargo de Juan Antonio Casas. Antonio Manuel Cárdenas es el capataz que dirige por las calles de Almería a los 45 costaleros que calza el paso.

Un  detalle que pasa inadvertido a la mayoría de espectadors es la rosa roja que cae sobre la mano desplomada del Cristo, en el suelo, que hace referencia al lugar donde debió caer la sangre de Jesucristo y simboliza que derramó su sagrada sangre por nuestra vida y se representa con el nacimiento de una flor roja.

Un estreno ha tenido la Cofradía este año: los alamares dorados para los faldones de tela de damasco del paso. La ornamentación floral era sobria y sencilla: flores silvestres variadas de distinto cromatismo. Los 125 penitentes portaban hábito negro, cíngulo de  esparto y sandalias franciscanas. A las 11 de la noche se recogieron.







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