La ‘Noche de las Migas’ atrae a más de 3.000 personas de toda la comarca

Sin duda la Noche de las Migas se ha convertido en uno de los momentos estelares de las fiestas patronales de la localidad de Topares. Al caer la noche las familias del pueblo se ponen manos a la obra y a las doce en punto sacan a la calle las sartenadas de este plato tan típicamente rural y almeriense.
Según cuenta en sus crónicas Alfonso Robles, este año se han contabilizado no menos de setenta sartenes de migas hechas por otros tantos vecinos del pueblo. Para comérselas, cerca de tres mil personas pululaban por las calles armados con una cuchara y un vaso.

Punto de encuentro La Noche de las Migas de Topares se ha convertido en una fiesta multitudinaria. Se empezó a celebrar en el pueblo hace ya más de treinta años y su popularidad ha ido en aumento año tras año.
Esa popularidad es notoria y se comprueba con una presencia cada vez mayor de personas llegadas desde otros pueblos de la comarca de Los Vélez e incluso de personas residentes en lugares más alejados o de otras provincias.

Sorprendente  Uno de los visitantes de este año, un joven venido de tierras granadinas, manifestaba a Alfonso Robles “su admiración por la fiesta, asegurando que no había visto nada igual por otros lugares. Se sorprendía al verse invitado por unos y por otros a catar sus migas y deedicaba a esta peculiar celebración palabras de elogio”.
Pero las fiestas son, sobre todo, una forma de reunir a las familiar que en su día se vieron obligadas a emigrar desde Topares a otros puntos de la geografóa española en busca de un empleo y nuevas perspectivas para sus vidas. Así los actuales vecinos se unen con los que partieron para disfrutar del pueblo y de sus tradiciones.

Visita ilustre  Robles cuenta que este año ha habido un cocinero de postín para hacer y degustar migas, el chef del Hotel Catedral Toni García, originario de Topares. Al entusiasmo de encontrarse entre sus paisanos unió su conocimiento de las migas al explicar que para saber si unas migas están en su punto “sólo hay que coger una cucharada y tras presionar en las paredes de la sartén, se han que quedar pegadas a la cuchara”.
Y así transcurrió una noche que se prolongó hasta que hubo migas y hasta que el alba sorprendió a los más fieles.