Se han preguntado muchas veces por qué el Almería no abre las puertas a los entrenamientos, para que los aficionados puedan verlo y que los niños tengan cercanía con los jugadores que son sus estrellas.
Lo de trabajar a puerta cerrada está muy bien para no dar pistas. pero cuando el trabajo es solo físico y se realizan rondos nada hay que temer si pasa por el campo Anexo un espía de otro club.
Muchas veces viendo los partidos del Almería uno espera ese ‘arma letal’ que ha preparado el entrenador para derrotar al rival o un plan para desactivar al contrario que en la mayoría de las veces no se da.
¿Qué hacen?
Hay entrenadores muy trabajadores sin suerte y otros que tiene una flor en el culo y te ganan con la gorra: pero se nota mucho el equipo que está bien trabajado.
Tener un patrón de juego implica muchas horas de dedicación por parte del entrenador y de aplicación por la plantilla. Patrón, lo que se dice patrón, no lo tenemos.
¿Qué esconden?
Cuando los equipos se encierra uno tiene la sensación de que están preparando algo muy importante que veremos en los partidos y hasta la fecha: nada nuevo bajo el sol.
Hoy que hay tantas cámaras en los campo y existen tantos vídeos y se televisan todos los partidos el trabajo de espionaje brilla por su ausencia. Los espías están en paro.
¿Lo que vemos?
Han pasado muchas jornadas y los errores de diseño que mostraba el Almería en las primeras jornada de la Liga siguen apareciendo.
En los partidos es fácil vivir momentos repetitivos con desajustes impropios de la categoría que nos llevan a preguntarnos ¿qué hacen a puerta cerrada?
Los espías ya no se llevan porque todo lo vemos por la televisión.
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