El Almería de Turki ante su mayor crisis

Por primera vez va camino de no cubrir los objetivos

La afición acabó desesperada y abandonando el Mediterráneo con el segundo gol de Las Palmas.
La afición acabó desesperada y abandonando el Mediterráneo con el segundo gol de Las Palmas. Juan Sánchez
Miguel del Pino
14:21 • 29 oct. 2023

En agosto de 2019, Turki Al-Sheikh aterrizaba en Almería para comprar el paquete de acciones de Alfonso García (96%) y convertirse en el nuevo presidente de la entidad rojiblanca. Llegó como agua de mayo, mejor de agosto, a un equipo que arrastraba una grave crisis económica y una deuda de siete millones de euros de la campaña 2018-19 en Segunda. En aquel momento el magnate de Arabia Saudí adquiría poco más que un sello y un equipo en la categoría de plata por 25 millones de euros. Dieciocho por las acciones del anterior presidente y siete para pagar lo que se debía.



Como suele ser habitual en esta nuestra bendita tierra manantial de envidias y rencores no faltaron las voces que auguraban para nuestro club un final tan desdichado como el del Málaga. Otros, en los que siempre me encontré, no dudamos de la honestidad, autenticidad y ambición del proyecto de Turki. Los agoreros sucumbieron por el veneno de sus propias palabras.



Recorrido



De sobra es conocido que la Segunda es una categoría muy complicada. Basta recordar que al Atlético de Madrid le costó dos temporadas el retornar a Primera tras su descenso. Turki anunció que se daba un margen de tres campañas para llegar a Primera y cumplió con los plazos previstos estando siempre entre los seis mejores y proclamándose campeón en la campaña 2021-22.



El curso pasado el equipo tuvo que luchar hasta el final para mantenerse, pero siempre estuvo en la pelea. Esta temporada, duele decirlo pero es una realidad incuestionable, el Almería huele a Segunda cuando sólo se ha cubierto el primer cuarto de campaña.



Problemas



Y es que el Almería no está compitiendo. Es el único equipo profesional que no conoce la victoria, solo ha sumado tres puntos y nuestro Estadio, que hoy más que nunca no es un campo de fútbol sino un recinto de atletismo reconvertido con las gradas a kilométrica distancia del césped, ha dejado de ser un fortín para convertirse en un chollo para nuestros adversarios.



Así las cosas es evidente que el Almería de Turki atraviesa en estos momentos la mayor crisis deportiva de su existencia y se antoja harto complejo el que pueda levantar cabeza o al menos competir hasta el final por lograr el objetivo.


Duro

El final del partido del pasado sábado fue un drama para todos aquellos incondicionales, los auténticos almeriensistas, que se dieron cita en el Power. Porque en el fútbol el amor a unos colores es un sentimiento, que se tiene o no se tiene, pero profundo. Es por ello por lo que, como todos los amores, tiene la opción de llevar la felicidad al corazón enamorado o la desdicha.


Tocan bastos y el sábado salimos del duelo ante Las Palmas deprimidos porque eran tres puntos vitales que volaron gracias a dos nuevos regalos en nuestra área.


El presidente

Me consta que Turki está muy preocupado porque le duele en el alma ver a su Almería en esta situación tan caótica. La única salida pasaría por dar un giro de 180 grados a la trayectoria del equipo, pero lograrlo se me antoja altamente complicado.


En estos momentos corresponde a Turki y a sus asesores analizar con frialdad la situación, localizar las causas del fracaso deportivo y actuar tomando decisiones que eviten que se pueda llegar a repetir una crisis deportiva tan profunda como la actual. Solo el presidente está capacitado para tomar medidas, siempre bajo el prisma de la lógica futbolística, la frialdad y la justicia, sin dejarse llevar por comentarios mal intencionados, personalistas y revanchistas.


Futuro

Un futuro para el que sólo veo dos opciones: seguir peleando si tienen argumentos para cambiar radicalmente la cara del equipo ahora o en enero, o arrojar la tolla y planificar el futuro de la entidad en Segunda División para llegar al comienzo de la próxima campaña con los deberes hechos.


En el fútbol como en la vida nos marcamos unos objetivos, pero si éstos no se cumplen debemos tener alternativas que no nos lleven a la depresión tras el fracaso. En ese sentido los que queremos al Almería y a Almería tenemos que buscar salidas positivas a la crisis sentimental futbolera en la que estamos sumidos pensando que con el posible descenso no se acaba la vida de nuestro equipo sino que se cierra una etapa para dar inicio a otra tan ilusionante como lo han sido todas desde la llegada de Turki. La vida sigue y la UD Almería también.


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