La hinchada, divino tesoro del Almería

Los abonados del Almería están teniendo una temporada de sufrimiento. A la decepción de ver como pasan los partidos y los triunfos no llegan se les une el bombardeo que les llega desde los que ven los toros desde la barrera y de los detractores que sacan pecho por la situación del equipo en la última plaza de la clasificación con sólo cuatro puntos en su casillero.
    

Pero amigos, la hinchada del Almería ha crecido como la espuma, y no sólo es que se ha incrementado en número, sino que ha adquirido una madurez a prueba de enemigos encubiertos que tratan de apartarlos de su camino de apoyo y ayuda al equipo que quieren.
    

La grada

Se llega incluso a la mentira para minar la moral de los fieles seguidores rojiblancos por parte de los que día tras día ponen sobre el tapete el bajo rendimiento de César Montes esgrimiendo que ha constado catorce millones, una falacia. Porque el Almería ha pagado por el central mexicano once millones y medio y los otros dos millones y medio están en aire y a la espera de cubrir una serie de objetivos. A lo mejor para nuestro club César les tapa la boca a aquellos cuyo objetivo es pintar el panorama indálico de negro y se convierte en el central que el Almería necesita.
    

La evolución de los aficionados al fútbol de Almería, los que van a ver en directo los partidos de su equipo y aquellos que no pueden hacerlo por razones de peso pero que les gustaría estar cada encuentro en el Power,  es tan positiva que se han convertido en un tesoro, a todas luces divino, para el club de mis amores. Es su mejor y más valioso patrimonio.
    

Contra carros y carretas, contra vientos y mareas el domingo se dieron cita casi catorce mil almeriensistas para recibir y apoyar a sus futbolistas como si fueran los líderes y no los últimos de la fila. Los abonados rojiblancos son de Primera y van a seguir siéndolo porque los cimientos del sentimiento rojiblanco están muy bien asentados y nadie los va a poder destruir. Pese a no ganar la mayoría se quedó al final del partido para premiar con un minuto de aplausos el esfuerzo y el trabajo de sus jugadores. Bendita afición.