¿Se acuerdan cuando cada fin de semana había dudas en la portería de la UD Almería?. Pues no fue hace mucho. LaLiga la empezó Mariño, luego Maximiano, y hasta Fernando. Demasiadas rotaciones en un puesto específico e incluso gritos desde la grada pidiendo la titularidad del capitán rojiblanco. Todo eso ha quedado atrás, ha pasado a la historia por obra y gracia de una sola persona: Luis Maximiano.
El cancerbero que llegó de la Lazio en calidad de cedido más la opción de compra de 8,5 millones de euros, pagó el precio de haber estado una temporada en blanco en Italia. La falta de continuidad se le notó aún más en un Almería con evidentes problemas defensivos, exponiendo más al guardameta. Dudas al salir, disparos ante los que podía hacer más, y resultados negativos, hicieron que el portugués tardara más en hacerse con el puesto.
El mejor
Garitano le dejó en el banquillo en su estreno rojiblanco en Girona, y una semana más tarde en casa contra Las Palmas. Jugó Fernando. El retorno de Maximiano fue en Talavera de la Reina, en Copa del Rey, y gracias a no encajar le sirvió para seguir en Liga y hasta entonces ni Fernando ni Mariño han sido capaces de desbancarlo. Pero es que el joven meta de 24 años lleva varios encuentros a un nivel parecido e incluso superior al que mostró en el Granada hace dos años.
Evitó que el Real Mallorca se llevara la victoria del Mediterráneo y en Montjuic mantuvo a su equipo en el partido hasta el final, llevándose el reconocimiento de compañeros y hasta de rivales. Es la nota positiva entre tantos problemas del Almería, porque de haber demasiadas incógnitas en esta demarcación se ha pasado a cerrar el debate por obra y gracia de Maximiano.
Con la apertura del mercado invernal es el único puesto donde si hay movimientos será de salida con Diego Mariño, que finaliza contrato en junio de 2024. Hay portero para tiempo y además es muy bueno.
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