A los porteros le salen los hijos delanteros, y si no se lo creen que le pregunten al mítico Barbero y al no menos famoso Kike Burgos. Pero no delanteros normales: nueves de toda la vida, de esos que buscan el gol cada día. El mundo al revés. Es lo que toca.
Barbero e Iker son jugadores que pasaron por las bases del Almería sin dar el salto y se buscan la vida con el gol en otras entidades. El club rojiblanco ya es pasado y el último en visitarnos ha sido el hijo del portero vasco que milita en el Torremolinos, club que busca el ascenso.
Iker lleva mucha ‘Mili’ a sus 22 años y ha disfrutado de diferentes categorías, pero lo mejor siempre está por llegar y ha optado por Torremolinos cerca de casa para relanzar su carrera con un ascenso de categoría que le abra de par en par las puertas del éxito.
Correcaminos
La obra deportiva de Iker Burgos es extensa por las categorías de base, y ha militado en grandes clubes, pero siempre con el sabio consejo de su padre y entiende el deporte como presente y futuro. Todo lo vivido le vale de experiencia pero no da un solo paso atrás y sabe que sus goles le abrirán de par en par las puertas de La Liga Profesional.
Su etapa de juvenil ha sido brillante y el salto al llamado fútbol grande implica sacrificios y mucha suerte. Le queda cuerda para rato y ahora su objetivo es triunfar en tierras malagueñas y lograr un ascenso de categoría donde sus goles sean protagonistas, y llamen a los agentes para que le abran las puertas de un fútbol profesional que le viene de serie.
Valencia, Almería, Alzira, Motril, Torremolinos... han sido destinos de un goleador que sabe vivir en el área y que tiene que seguir sumando dianas para ser mejor y ayudar en el ascenso.
Profesional
El fútbol es su vida y lo ha mamado desde niño. Su padre ha sido una estrella del balompié nacional, y no le faltan los buenos consejos, pero de nada le vale cuando salta al campo para competir. Sabe que el pan llegará con sus goles. Tiene claro que en el día a día está el éxito de la profesión y siempre con la mirada atenta de un portero de leyenda que le arropa y le levanta tras la derrota. Un padre nunca abandona a un hijo y, se siente querido y valorado Iker por un Kike que no solo es buen portero sino una persona muy cercana que te deja huella.
Iker Burgos pasó por Almería para competir en la Tercera Federación, una categoría que se le queda pequeña, pero acepta el reto de pelear por un ascenso de categoría que a sus 22 años puede significar ese salto pretendido a un fútbol profesional que necesita de buenos goleadores como Iker. No hizo gol en su vuelta a casa pero se llevó el cariño de familiares y amigos.
Barbero y Kike
No deja de ser curioso que en casa de herrero la cuchara de palo nunca falte. El famoso refrán se ha dado y por partida doble con dos grandes de la historia en Almería. Dos porteros de leyenda asisten a la explosión de sus hijos como delanteros.
Barbero primero y Kike después, contemplan como sus nuevos delanteros han apostado por mirar a portería y no tenerla de espaldas como ellos a lo largo de su carrera. Estamos ante vidas paralelas ya que sus hijos vistieron la camiseta del Almería pero no llegaron a hacer carrera en el club.
Barbero e Iker son dos buenos delanteros que se ganan el pan en otros clubes y en otras provincias, alejados de una cantera del Almería tan compleja con los futbolistas de talento.
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