La hinchada, divino tesoro del Almería

En el terreno deportivo a los equipos de futbol unas veces les sonríe la diosa fortuna y otras le vuelve la espalda. Es así de caprichosa.
    

Cuando todo sale a pedir de boca, cuando los resultados acompañan, cuando el éxito preside la trayectoria de una club es fácil subirse al carro y apoyar un proyecto ganador. Pero en el deporte del balompié las dinámicas son cambiantes y cuando llegan las vacas flacas, cuando los marcadores no cubren las expectativas de la masa social lo más cómodo, lo habitual, es bajarse del barco o ayudarlo a que se hunda.
    

De sobra es conocido que la primera y fundamental razón de ser de un equipo es su masa social, el conjunto de los aficionados a ese deporte que de forma incondicional, llueve o truene, acompañan y animan a los suyos. Cuando un club logra aglutinar una hinchada fiel y numerosa se ha demostrado históricamente que está en el camino correcto para seguir creciendo y conquistar las metas más ambiciosas dentro de su nivel.
    

Balance

De sobra es conocido, por manido, aquello de que a la hora de analizar una botella que sólo contiene la mitad de líquido se admiten dos versiones: concluir que está medio llena, versión positiva, o que está medio vacía, versión negativa.
    

Pero yo soy siempre partidario de ver la botella medio llena, para verla medio vacía ya hay demasiados que además disfrutan ensañándose en ello, y tengo argumentos para ello que me proporciona el comportamiento de la hinchada indálica.
    

Análisis

No admite discusión que la temporada del Almería, en cuanto a resultados, está siendo negativa, muy negativa, hasta el punto de que tiene asegurada una plaza la próxima campaña en la categoría de plata. En el plano de rendimiento es justo reconocer que salvo en contadas ocasiones el equipo ha competido y ha estado muy cerca de ganar, pero sin la pizca de suerte que en el fútbol y en la vida se necesita para pasar a un lado o a otro de la estrecha linea que separa el éxito del fracaso.
    

Viendo la repetición del partido pude observar que los comentaristas estaban alabando el comportamiento de la afición del Almería. Y no es para menos. El equipo es último, no ha ganado ninguno de los 28 duelos ligueros que ha disputado y sin embargo las gradas del Power dieron cobijo a más de trece mil personas. Suponiendo tirando alto que hubiera mil seguidores del cuadro hispalense, el resto, más de doce mil, estaba constituido por doce mil incondicionales del Almería que están diciendo a la dirección del club y a toda España que han estado, están y van a seguir estando con su equipo a las duras y a las maduras.
    

En ese sentido la campaña está siendo más que positiva para el futuro del fútbol de Almería porque sus seguidores se han convertido en el mayor tesoro de la Unión y en los más firmes cimientos desde los que Turki puede y debe edificar un nuevo Almería triunfante que busque el difícil objetivo de retornar a Primera en la temporada 2024-25.
    

Este Almería parte en la presente tesitura con la ventaja de que el tiempo juega a su favor. La dirección deportiva tiene margen más que suficiente para afrontar el futuro deportivo de la entidad con garantía de éxito.

Ya se debería de estar planificando la próxima campaña en el sentido de buscar el mejor entrenador posible para que formando equipo con los técnicos del club eleven a la máxima potencia los aciertos a la hora de confeccionar el nuevo proyecto y para que cuando se cite al plantel para dar comienzo la pretemporada el 90 por ciento del equipo, fundamentalmente su columna vertebral, esté ya en orden de trabajo para el nuevo entrenador. Se trata en definitiva de mirar al futuro de cara y con optimismo, siempre que los errores de este curso sirvan para aprender y para no volver a cometerlos.