Agradecida, visiblemente emocionada y rodeada de su gente, Pilar Quirosa-Cheyrouze (Tetuán, 1956) vuelve a Roquetas de Mar para ofrecernos su posesión más valiosa, su poesía.
Quirosa-Cheyrouze es una vieja conocida en los círculos literarios almerienses. A su colección de poemas, novelas, relatos y cuentos infantiles hay que sumar la multitud de colaboraciones que realiza como crítica literaria en medios locales y regionales. A pesar de su intensa actividad, Pilar nunca se cansa, pues es entre las amarillentas páginas de viejos libros y las teclas de su ordenador donde encuentra el mayor sosiego.
Tras tu última publicación, “Estala sur”, vuelves de nuevo a refugiarte en la escritura para ofrecernos “Valle de Lanz”. ¿adicción, necesidad vital o trabajo?
La literatura siempre constituye un proceso emotivo, una catarsis, por donde se mueve el lenguaje, entre la necesidad de comunicar y la experiencia.
La obra está dividida en tres partes, ¿Qué encontramos en tus versos?
Los temas elegidos, como dijo en su día el poeta Miguel Hernández, son los que acompañan al ser humano desde el instante de su nacimiento: vida, amor y muerte. En esta confluencia, la poesía se abre en vasos comunicantes para compartir emociones y sentimientos. Desde este momento, la reflexión procesa todos los datos, en busca de la esencialidad y el afán de superación en el día a día, acercándose a ese humanismo necesario que atraviese tiempos nítidos y fronteras.
Aseguras que “Valle de Lanz” es un libro escrito con el corazón, ¿dónde encuentras la inspiración para tanta pasión?
La inspiración la encuentro en esa ruta cotidiana que forma parte de la existencia. En el paisaje mediterráneo que nos rodea, y en ese paisaje interior que constituye el alma de las cosas, fundamentalmente el amor, en todas sus acepciones.
Entre las bonitas estrofas de este poemario, encontramos desde palabras que resuenan como viejos suspiros hasta canciones de Nirvana. ¿Cómo definirías este último trabajo?
Se trata de un poemario lleno de símbolos, trasunto de la realidad emocional que vivo en estos momentos. A cada paso, con cada sensación, el lenguaje, la observación, la vida en sí misma, se acrecienta y toma un nuevo rumbo hacia la verdad, hacia la conquista de la amistad, con toda la carga emocional que ello encierra. Nombrar a Nirvana es sentir su música, su fuerza, su creatividad. También la ausencia de Kurt Cobain. Su voz y las notas de su música le sobreviven.
La literatura es para ti un modo de vida, ¿cómo os complementáis?
La literatura es la mejor compañera de viaje. Llevar adelante el tema de la crítica literaria hace años, hace que compartir experiencias con los demás escritores sea una aventura llena de matices. Constituye la mayor expresión de libertad.
Aunque pueda sonar a utopía, ¿crees que a través de tus palabras puedes cambiar el mundo?
Ojalá se pudiese optar por dar sentido a algunas utopías. Soñar con los cambios sociales es importante para un escritor. Pensar que puede cambiarse el mundo en un momento determinado nos lleva a abrazar una esperanza para que alguna vez exista un humanismo solidario.
Has desarrollado una fructífera carrera literaria, incluso con incursiones periodísticas. ¿Vislumbras ya tus próximos proyectos?
En estos días voy a Córdoba, invitada por la Asociación Colegial de Escritores y el Círculo de la Amistad de Córdoba para dar una ponencia sobre un gran poeta de la tierra, Francisco Villaespesa. Reivindicar su figura es importante. A nivel de creación, estoy trabajando en un libro de prosa poética y un nuevo libro de relatos.
¿Hay alguna frase con la que te despiertes cada mañana?
La frase que comparto cada día, desde que amanece, pertenece al lema horaciano del Carpe Diem. Es preciso vivir, recorrer cada minuto de la existencia con intensidad, disfrutar del momento mientras podamos.
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