El Aljaima, uno de los restaurantes árabes más acreditados de la ciudad situado en la calle Jovellanos, sale a la venta. La fecha para el cierre definitivo dependerá del acuerdo que alcance el propietario de este popular local con el futuro comprador, tras el interés demostrado por varios restauradores.
El Aljaima, debajo de la antigua posada del Catalán, forma parte de la misma finca, aunque con dueños diferentes del bar El Jurelico, que explota Manuel González Abad, siendo propiedad de la promotora Procasa. Mustafá Jazouli, propietario del Aljaima, restauró hace 15 años este hermoso edificio del centro histórico, enfrente de Las Claras, que data de 1865.
Se trata de un emprendedor que estudió geología en Almería y que realizó también labores diversas de traductor y decorador.
Uno de los aspectos más sobresalientes del local es la deliciosa decoración arábigo andalusí totalmente artesanal con azulejos y estucados de cal y marmolina y artesanado en el techo con lámparas marroquíes de bronce.
Además de una completa variedad de tés, se pueden degustar platos como el cus-cus, tagines, bastela, harira o seffa.
La propiedad de la casa de arriba es de los hermanos Barón, que también han negociado su venta en los últimos meses.
En ese inmueble situado en una de las zonas céntricas de la hostelería almeriense estuvo emplazada la antigua posada del Catalán, cuyo origen data de 1855, cuando enfrente estaba situado el Gobierno Civil. La posada del Catalán fue de las fondas almerienses más populares desde mediados del XIX hasta la Guerra Civil en que cerró sus puertas para las clases más menesterosas.
De allí salían carruajes y cosarios como Manuel Valero rumbo a la provincia, frente a la droguería de más abajo de la calle de Las Tiendas y una barbería. Allí se hospedaban también toda clase de viajantes y buscavidas como dentistas, prestidigitadores, impresores, vendedores de telas y maestros sangradores. También era el lugar donde paraban fulanas y las parejas de novios que se escapaban para casarse por su cuenta. El dueño inicial, conocido como El Catalán, traspasó el negocio a Benito Vizcaino y después sucesivamente a Francisco Núñez, José Navarro y Antonio Rull Martínez.
La calle Jovellanos y del Santo Cristo
La calle Jovellanos y la antigua del Santo Cristo es uno de los santuarios de la hostelería almeriense, donde se apiñan bares con todo tipo de cartas y especialidades. Es una de las pequeñas avenidas más vivas de Almería, que baja desde la calle Marín hasta La Plazuela, entroncando con la calle Real. A la sombra del decano, Casa Puga, han ido floreciendo locales haciendo esquina con calle Las Tiendas y calle Mariana.
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