Se han cumplido más de dos décadas y sobre este caso sigue habiendo numerosas incógnitas no despejadas. Teresa Esquivias, de 61 años falleció el 14 de julio de 2000, tres meses mas tarde de que la mujer sufriese las consecuencias de un atentado de Al Qaeda en la embajada alemana el 4 de abril cuya onda expansiva afectó a la embajada española en Bagdad. Su esposo, Jesús Caicedo López, almeriense, primo hermano del senador y ex alcalde de Cuevas de Almanzora tuvo siempre muy claras las cosas y presentó en su día una denuncia ante la Audiencia Nacional para que se depurasen responsabilidades por la muerte de su esposa.
Teresa Esquivias Ugena, llevaba más de diez años trabajando para el Ministerio de Asuntos de Exteriores, recibió la Cruz de oficial de la Orden de Isabel la católica y la Cruz de Oficial del Mérito Civil. Ejercía como operadora de Comunicaciones en la Embajada de España en Bagdad cuando se produjo el atentado. Fue reconocida por el Estado español como víctima del terrorismo y su familia recibió la indemnización económica correspondiente. La denuncia buscaba otros posibles puntos oscuros y la depuración de responsabilidades relacionadas con algunos aspectos no muy explicitado sobre lo ocurrido.
Por ejemplo, la primera cuestión que la familia se planteaban dudas por qué Teresa Esquivias estaba allí destinada, cuando “padecía una enfermedad preexistente, hepatitis C, conocida por el Ministerio de Asuntos Exteriores que hizo caso omiso no observando la normativa en prevención de riesgos laborales y vigilancia de la salud por la que además, según su familia, en ningún momento pasó los reconocimientos preceptivos y establecidos legalmente, máxime cuando los destinos a los que fue enviada, son zonas conflictivas, con medios médicos limitados y con posibles enfermedades locales que podrían afectar de forma negativa en el estado de salud de la funcionaria según ese explica en la denuncia.
El 4 de abril de 2010, se produjo un atentado terrorista, en el barrio bagdalí de Al Mansur, en el que estallaron tres camiones bomba, el primero estalló frente la embajada de Alemania a escasos 50 metros de la embajada española en Bagdad donde se encontraba trabajando Teresa Esquivias. Tras la segunda detonación los ocupantes de la embajada fueron trasladados a un refugio bunker o área de seguridad y finalmente tuvo lugar la tercera explosión. En el atentado a la embajada alemana murieron dos diplomáticos.
El ministerio de Asuntos Exteriores admitió los daños materiales en la embajada. Los Geos, fue la fuerza que penetró en la Embajada en donde se encontraba la victima y otros compañeros dotándolos de chalecos anti balas y llevándolos hasta la zona de seguridad ante el temor de nuevos atentados sin que a los afectados por la onda expansiva fueran reconocidos o tuviesen un examen médico Desde el 4 de abril de 2010, fecha del atentado, el estado de salud de Teresa Esquivias Ugena, fue cada vez más delicado, hasta que el 12 de Julio del mismo año, comenzó a sentirse indispuesta y trasladada al Hospital Medico de Bagdad, donde se le diagnostica un ACV. Ante la ausencia de mejoría, se decide su traslado al Hospital Cash 21, donde se le diagnostica un derrame cerebral masivo por lo que se evacua por vía aérea al Hospital 332nd, en Balad, intervenida quirúrgicamente de urgencia. Finalmente, ante su extrema gravedad fue trasladada el 14 de Julio de 2010, al Hospital Militar norteamericano de Landstuhl, en Alemania y tras su paso por la UVI se produjo su fallecimiento.
Otro punto de responsabilidad según los familiares es que nadie realizó ningún chequeo a Teresa Esquivias, a pesar de los continuos dolores de cabeza, nauseas y mareos que sufría desde el 4 de Abril de 2010, para saber cuáles eran las dolencias o patologías que sufría, derivadas de los efectos de la onda expansiva haciéndose un diagnóstico sin base medica alguna como que sufría un simple “golpe de calor” sin dar mayor importancia a los síntomas.
Todas las decisiones, tanto médicas como de traslados de la paciente, se tomaron por los mandos militares de Estados Unidos, cuando Teresa Esquivias era española con pasaporte diplomático, dependiente de la embajada española, entendiéndose que dichas decisiones debieron de ser tomadas por los mandos españoles, no por los mandos norteamericanos, como así reflejó Caicedo en la denuncia.
Un informe médico reveló que, si el accidente cerebro vascular que sufrió Teresa Esquivias era intervenido con los medios y de forma adecuada en un corto periodo de tiempo, no tenía por qué causar el fallecimiento de la persona que lo hubiese padecido.
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