Entrevista a Jesús Calleja

El presentador de ‘Volando Voy’ celebra el éxito de un programa que cumple diez temporadas y nos descubre algunos de sus secretos.

Puede un peluquero y aventurero amante de la montaña convertirse en uno de los presentadores más queridos? La respuesta es que sí y Jesús Calleja es el ejemplo. Con sus propios formatos ha conseguido ganarse a la audiencia y consolidarse en televisión. En la actualidad se emite uno de esos programas tan originales: Volando Voy, cada miércoles en Cuatro a las 22:50 horas. El espacio ya va por su décima temporada, un hito bastante complicado en los tiempos televisivos que corren. Su estreno, en el verano del 2015, se quedó cerca de un 8% de share, y ha sabido mantenerse durante estos casi diez años compitiendo en la franja del late night.

Historias auténticas, grandes dosis de humor, y la reivindicación de una España rural a la que Calleja ha querido dar su sitio, son los ingredientes de Volando Voy, a lo que se suma el helicóptero que pilota el presentador.

Supertele balance junto a Calleja de estos 10 años de emisión, para conocer también todo el trabajo que lleva detrás un programa de este tipo.

¿Qué vamos a ver en esta nueva temporada? Aunque ya llevamos emitidos varios programas, lo que sí te puedo decir es que queda lo mejor, lo más auténtico. Desde luego, ésta es la temporada en la que mas hemos disfrutado. El rodaje ha sido una autentica balsa, cada vez que llegábamos a un sitio hemos encontrado a personajes extraordinarios y la gente nos ha querido mucho. Era muy emocional. Estamos todos francamente fascinados, incluso los equipos directivos de la cadena, que cuando la vieron han considerado que ha sido la mejor temporada. Era una fecha muy significativa y teníamos ganas de hacer algo especial.

Se cumplen diez temporadas desde que arrancasteis, allá por 2015, ¿has hecho algún balance? Es cierto que, desde que estoy en televisión que ya va para 18 años, cada vez que hemos empezado un proyecto nunca se ha cancelado porque la audiencia haya sido mala, sino que nosotros mismos hemos hecho los cambios por evolución. Hasta ahora nunca tuvimos fallos por audiencia, creo que estamos mal acostumbrados. Nos llamamos productora boutique porque lo hacemos en familia, es muy bueno, nos dejamos el alma. No somos una productora de hacer muchas cosas, pero lo que hacemos es con mucho cariño. Y, de hecho, hay mucha gente que quiere venir a trabajar con nosotros porque se está muy a gusto. La clave es hacer tele para entretener, pero con un componente social, que ayudemos y la gente se sienta identificada, que la gente se emocione y se ría. Usando la realidad, hacemos una televisión muy de verdad, muy de calle. En este caso

hablamos de un programa del mundo rural, que no hay nadie que lo haga. La gente del campo y de los pueblos ha sido vital para estar donde estamos ahora y parece que nos hemos olvidado de repente, por eso hay homenajes que hacer y situaciones que hay que tratar, siempre desde el angulo del humor. Nunca nos reímos de la gente, nos reímos con la gente. Creo que esa es la clave del éxito, una formula que es de verdad.

En todas estas temporadas que lleva el programa, ¿has notado algún cambio en los pueblos donde grabáis? Todo el mundo rural sabe quien es Volando Voy y cuando llegamos se podría decir que es lo mas relevante que ha pasado en mucho tiempo. Es todo un acontecimiento en la comarca. Por mi carácter y el de mi equipo vamos dando cariño siempre. El mismo que nos dan a todos.

¿Cuánto tiempo os puede llevar preparar un solo programa? Hay un equipo fi jo del programa que trabaja todo el año, sondeando las historias mas relevantes. No solo estamos la temporada trabajando. Muchos antes de ir a grabar y sin que lo sepa nadie del pueblo, vamos y hacemos una búsqueda. Va alguien del incognito porque tenemos que ver la realidad sin que le condicionen las cámaras. Muchas veces vamos a hablar con alguien que le tenemos “perfi lado” y no lo sabe él. Valoramos todo lo que ocurre en toda España, pero evidentemente hay que dar con esas historias que son potentes. Es un trabajo de mucho tiempo y fondo. Cuatro meses antes del rodaje, empezamos a comunicar a los pueblos que vamos a rodar, para saber si les parece bien. Una vez que está todo armado, vamos a rodar y mas o menos es una semana de rodaje por episodio.

¿Cómo os llegan las historias? Recibimos mucha información por correo y mucho de lo que nos llega pasa a ser parte del programa. Los propios pueblos nos ayudan a definir donde están las grandes historias.

Dices que vas a cumplir 18 años en televisión, ¿esperabas este éxito cuando empezaste? Por mantenerme en televisión este tiempo solo puedo dar gracias al equipo que tengo, que hacen unos programas tan redondos.

Tengo una socia, María Ruiz, que es el alma de la productora que no está delante de la pantalla. Alrededor hay un equipo que todos somos amigos, no hay cargos ni tarjetas de visita, aquí todos comemos lo mismo y no hay jarquías. Tenemos muy buen rollo y eso se transmite a la pantalla.

¿Dónde te ríes más, en Planeta Calleja o en Volando Voy? Es que yo me rio toda la vida, en cualquier situación. Siempre busco el chascarrillo y el humor. Cuando las situaciones son mas complicadas, que en la vida no todo son alegrías, intento ver del problema el humor. Mi vida siempre ha sido así, no tengo que forzar. De hecho, a veces tienen que cortar a la hora de editar porque dicen que me paso.

¿Sueles volver a los pueblos que visitáis? Sí, hay sitios tan históricos que tienes que volver. Suelo pasar por esos lugares que me han impactado. Cuando acabo de rodar, sobre las siete y pico, de la tarde me cojo la bici y me voy a hacer rutas para desconectar, y tener energía para el día siguiente. Descubro parajes increíbles a los que me gusta volver con mis amigos.

¿Alguna vez os han querido comprar el formato? Si, nos llegaron propuestas de hacerlo fuera, pero resulta que el conductor del programa es piloto de helicópteros y no había helicóptero. No creo que haya muchos prescriptores de televisión que hagan entrevistas a bordo de un helicóptero. Es difícil encontrar alguien que lo haga en otro lugar.