Comer en Mojácar es un Puntazo

En la Punta del Cantal, en la playa de Mojácar, nacía hace mucho tiempo un bar de paellas para los turistas de los 60 que hoy regenta la familia Flores con el nombre de Hotel El Puntazo. Un lugar a 50 metros del mar totalmente horizontal, respetando el medio ambiente.

Mojaqueros de alma, los hijos de aquella pareja de emprendedores, Pedro y Rosa, hoy atienden a turistas de toda España que buscan la vida de hotel sin pasar por recepción. Todo abierto como sus gentes. Mojácar es vida junto al mar.

Hoy que el turismo gastronómico está de moda, al Puntazo desde hace más de 20 años el que va repite atrapado por los fogones de Sebastián González y una “carta internacional con sabor a Mojácar”. El jefe de concina sabe bien que “aquí se viene a disfrutar y a comer bien y de eso nos encargamos Luis y yo cada día”, dice el jefe.

Hablar con Rosa
Por mucha modernidad de redes sociales al Puntazo se llega hablando con Rosa Flores, la jefa, que nunca pierde el hilo directo con el cliente. Ella te hace los números y te asesora. Te ofrece cercanía y no tiene letra pequeña. Su palabra va a Misa y la quieren por igual clientes y empleados. Sus hermanos también están en el negocio, pero aquí manda Rosa, con una sonrisa que contagia y una alegría (de su madre) que hace sentirte cómodo a su lado. Los que pasan unas vacaciones en El Puntazo vuelven, o se abonan como tantos catalanes de Almería que no se lo pierden cada año.

Pensión completa
El Puntazo no tiene más de dos o tres alturas. Es hotel horizontal y te puedes saltar la recepción. Lo normal es pisarla para llegar y para salir. Todo lo demás va en el precio y siempre te recomiendan la pensión completa porque su cocina mojaquera es irresistíble con desayunos continentales y americanos donde hay de todo. Dices tras desayunar que no tienes hambre, pero desde la piscina dos horas después hueles a paella y miras la hora de apertura del comedor.

En su buffet libre encontrarás de todo gracias a una carta que les ha dado el reconocimiento de todas las nacionalidades que frecuentan El Puntazo cada año.

El señor González
El número uno de la cocina es Sebastián González Rodríguez, nacido en el corazón de Mojácar. Y el número dos su primo hermano Luis López, con talla de portero porque jugó bajo los palos del mejor Mojácar de todos los tiempos. Sebastián sale a saludar a los medios como los buenos toreros cuando el comedor está hasta la bandera. El buffet libre presenta tal variedad de platos que en las mesas se comenta la grandeza de la cocina almeriense, perdón, “mojaquera pero con sello internacional”, dice González.

A sus 61 años tiene ganas de descansar porque sus dos hijos están con la madre en Menorca. Sebastián es pastelero y Rocío está al frente de la recepción de un hotel de 5 estrellas. Los dos le han salido a papá que ha estado en medio mundo con su cocina tras debutar a los 14 años en el Hotel Mojácar. Dice que se va a jubilar pero Rosa no lo deja después de sumar veranos y veranos con el cartel de completo en El Puntazo.

Luis López
Si cuelga las botas Sebastián que pregona ser “del Almería hasta la muerte”, siempre nos quedará Luis el portero que a sus 50 años y tras debutar en el Hotel El Moresco, también hizo las américas y tiene ofertas de Palma de Mallorca, pero su primo lo ata corto para que no se vaya: es el relevo ideal.

Luis es del Almería y su hijo Andrés ha sido portero del club de sus amores y ahora está a punto de dar el salto a un grande, pero no les puedo contar más. Luis vive y ama Mojácar y le ha salido a su primo con las paellas y esa jibia frita en tacos que quita el sentío. La carne, las gambas...

Números primos
En el Puntazo nadie mira el reloj. Todo está controlado y saben estos primos mojaqueros que muchos veraneantes llegan de Barcelona o París dispuestos a abonarse a la pensión completa y saborear las gambas de Garrucha, el pollo a la mojaquera o esas paellas (siempre distintas) que hacen de estos números primos de la cocina imprescindibles en el Puntazo, como Rosa, la jefa, que cada día aterriza a las 11 en recepción con una sonrisa.