Irene Rodríguez
23:38 • 08 ago. 2011
Dicen que las modas son cíclicas, que siempre vuelven. Los años sesenta son un perfecto ejemplo de ello: hace décadas que quedaron atrás, pero si miramos a nuestro alrededor, parece que nunca se fueron. Los pantalones de campana inundaron de nuevo nuestros armarios, los coches más in son una nueva versión del antiguo Beatle o Mini, los vestidos hippies son un must del verano, las míticas gafas Wayfarer... y así podríamos continuar eternamente. Pero no es solo cuestión de ropa o complementos, y es que también se puede poner de moda un restaurante, una comida, o como en este caso, un tipo de bebida: el gin-tonic.
¿Qué ha sucedido para que, de la noche a la mañana, un combinado que había quedado relegado a personas de cierta edad -y con ‘resistencia’ a la bebida- se haya convertido en el trago más ‘chic’ del momento, sin la que ningún treintañero puede pasar? El motivo de este auge en España (se ha convertido en el segundo país a nivel mundial en consumir ginebra) es desconocido. No parece cosa de las distribuidoras, ni tampoco de algún famoso al que imitar.
Variedad donde elegir
Lo único que está claro es que, ante la incipiente demanda de este espirituoso, los distintos locales y pubs han tenido que actualizar sus cartas y ofertar todas las marcas posibles a sus clientes.
“El mercado español estaba muy saturado y la gente cansada. Existía la necesidad de algo nuevo. Además, les gusta saber que toman un tipo de bebida más sana, que a la vez actúa como digestivo”, explica José Yáñez, cocinero que decidió especializar su arte en el mundo de la coctelería -y en el gin-tonic en especial- que despliega sus conocimientos en el Pub Burana. Además, este mundillo ha evolucionado tanto que permite jugar con la comida: “Llevo un taller de coctelería molecular en el que hago gin-tonics que se comen al gusto”, comenta.
Orígenes medicinales
Aunque la ginebra es originaria de Holanda, le debemos a los británicos el germen del gin-tonic: a un miembro de las tropas inglesas en la India se le ocurrió añadir a la tónica (medicina que tomaban para combatir el paludismo debido a su alto contenido en quinina) un chorreón de ginebra, para intentar ‘maquillar’ el amargo sabor de la tónica. Desde entonces, los británicos fueron los principales consumidores del refrescante brebaje, teniendo entre sus seguidores a la mismísima Reina Madre, quien no pasaba un solo día sin tomarlo.
Pero eso era antes, ya que en estos momentos son los españoles los que, desde hace un par de años, llevan las riendas del mercado ‘gintónico’.
Como hemos visto, esta bebida no solo se compone de ginebra. También hay que prestar especial atención a la tónica: si este año se ha caracterizado por algo, es precisamente por las diferentes tónicas con las que poder acompañar un buen gin-tonic, y lo selecta que se ha vuelto la gente a la hora de elegir la adecuada. No sirve cualquiera. La clave, como cuenta Javier Herrero (encargado de Botania y experto en gin-tonics) es la quinina, base y esencia de cualquier tónica. “Cuanto mas pura es la quinina, más buena está la tónica”, añade.
De este modo, la bebida incolora que se elabora por la destilación de bayas de enebro, mezcladas con raíces y hierbas aromáticas se ha convertido en el producto estrella de toda terraza que se precie; y el verano, el momento perfecto para tomarlo por sus componentes refrescanes. ¿Pero, entienden los españoles lo suficiente para elegir una buena combinación? Mejor dejarse guiar por los expertos, que siempre aconsejarán lo mejor dependiendo del gusto del cliente.
¿Qué ha sucedido para que, de la noche a la mañana, un combinado que había quedado relegado a personas de cierta edad -y con ‘resistencia’ a la bebida- se haya convertido en el trago más ‘chic’ del momento, sin la que ningún treintañero puede pasar? El motivo de este auge en España (se ha convertido en el segundo país a nivel mundial en consumir ginebra) es desconocido. No parece cosa de las distribuidoras, ni tampoco de algún famoso al que imitar.
Variedad donde elegir
Lo único que está claro es que, ante la incipiente demanda de este espirituoso, los distintos locales y pubs han tenido que actualizar sus cartas y ofertar todas las marcas posibles a sus clientes.
“El mercado español estaba muy saturado y la gente cansada. Existía la necesidad de algo nuevo. Además, les gusta saber que toman un tipo de bebida más sana, que a la vez actúa como digestivo”, explica José Yáñez, cocinero que decidió especializar su arte en el mundo de la coctelería -y en el gin-tonic en especial- que despliega sus conocimientos en el Pub Burana. Además, este mundillo ha evolucionado tanto que permite jugar con la comida: “Llevo un taller de coctelería molecular en el que hago gin-tonics que se comen al gusto”, comenta.
Orígenes medicinales
Aunque la ginebra es originaria de Holanda, le debemos a los británicos el germen del gin-tonic: a un miembro de las tropas inglesas en la India se le ocurrió añadir a la tónica (medicina que tomaban para combatir el paludismo debido a su alto contenido en quinina) un chorreón de ginebra, para intentar ‘maquillar’ el amargo sabor de la tónica. Desde entonces, los británicos fueron los principales consumidores del refrescante brebaje, teniendo entre sus seguidores a la mismísima Reina Madre, quien no pasaba un solo día sin tomarlo.
Pero eso era antes, ya que en estos momentos son los españoles los que, desde hace un par de años, llevan las riendas del mercado ‘gintónico’.
Como hemos visto, esta bebida no solo se compone de ginebra. También hay que prestar especial atención a la tónica: si este año se ha caracterizado por algo, es precisamente por las diferentes tónicas con las que poder acompañar un buen gin-tonic, y lo selecta que se ha vuelto la gente a la hora de elegir la adecuada. No sirve cualquiera. La clave, como cuenta Javier Herrero (encargado de Botania y experto en gin-tonics) es la quinina, base y esencia de cualquier tónica. “Cuanto mas pura es la quinina, más buena está la tónica”, añade.
De este modo, la bebida incolora que se elabora por la destilación de bayas de enebro, mezcladas con raíces y hierbas aromáticas se ha convertido en el producto estrella de toda terraza que se precie; y el verano, el momento perfecto para tomarlo por sus componentes refrescanes. ¿Pero, entienden los españoles lo suficiente para elegir una buena combinación? Mejor dejarse guiar por los expertos, que siempre aconsejarán lo mejor dependiendo del gusto del cliente.
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