La procesión de la Virgen del Mar pone el broche de oro a la Feria

La Patrona lucía el manto que le regaló Isabel II en su visita a Almería en el año 1862

La Voz
19:43 • 27 ago. 2018

Punto y final a la Feria de Almería 2018. Y qué mejor y más almeriense forma de acabar estos días de asueto y diversión que paseando por las calles de la ciudad a quien Almería dedica la Feria y Fiestas: su Patrona, la Virgen del Mar. Si llegó a la playa de Torregarcía flotando sobre las olas, así parecen llevar los horquilleros el paso con la Sagrada Imagen que llegó a la playa el 21 de diciembre de 1502: como si el paso fuese un barco y sus hombros, las olas mediterráneas.



El hecho de que el domingo ya haya acabado la Feria dota de un especial realce a la procesión. Si antaño quedaba un tanto diluida entre las actividades de fin de Feria, este es un día dedicado exclusivamente a la procesión. Tras una mañana de descanso o de playa (el calor invitaba más a lo segundo), y la siesta, Almería entera se echaba a la calle a acompañar a su Patrona por el casco antiguo y el Paseo.



Eran las ocho en punto de la tarde cuando la Virgen asomó por el portón de su Santuario. Como siempre, la plaza a la que da nombre, rebosante de almerienses. Varias eran las novedades que presentaba el paso este 2018.



Novedades
El paso estrenó dos jarras traseras, confeccionadas en plata maciza repujada por los Talleres Villareal en Sevilla. Son las del proyecto original del paso que se diseñó y ejecutó en los años 80 siendo los últimos elementos que restaban por hacer. En la delantera del paso se colocó por vez primera una réplica en plata del Relicario que contiene la Santa Cruz de Canjáyar, donado este año por esta Hermandad. Por segundo año, hubo un tramo infantil para que los niños pudieran ir en la procesión junto a la Patrona de Almería con una vara  de nardos en la mano.



Manto
La Virgen lucía el manto procesional donado por Isabel II, bordado en oro y plata y regalado por la Reina tras su visita a la ciudad de Almería en 1862 así como la Corona con la que se coronó canónicamente en 1951, una obra de arte de la orfebrería y la joyería.



El orden del cortejo era el habitual: Hermandades de la provincia y la capital, Agrupación de Cofradías, Hermandades filiales de Madrid, Sevilla y Barcelona, camareras de la Virgen, Junta de Gobierno, dominicos, acólitos, paso de la Virgen del Mar, Cabildo catedralicio con el Obispo al frente y autoridades civiles y militares. Tres bandas acompañaban: las de Serón , Sorbas y la Municipal.



Y, sobre todo, miles de almerienses anónimos en dos larguísmas filas procesionales.




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