Hechuras de estrella y la humildad de quien se sabe un recién nacido en el flamenco a pesar de que ya ha viajado por medio mundo acompañando a una de las grandes figuras de la guitarra, su padre (Tomatito). A sus 20 años, José Fernández comienza una andadura en solitario presentando su primer disco en escenarios que darían vértigo a cualquiera como el Teatro Real o la Filarmónica de Berlín.
¿Cómo fueron tus primeros pasos con la guitarra?
Desde pequeño lo he tenido como algo cotidiano. Mi padre me compraba guitarritas en miniatura y siempre me han atraído mucho. En casa era algo que estaba ahí y era muy normal. Me lo tomaba como una especie de juego, hasta que con 11 o 12 años decidí que quería ser guitarrista.
¿Siempre tuviste claro que querías tocar la guitarra?
Es con lo que tengo más facilidad y lo que mejor se me da. Pero mi amor es por el flamenco, me atrae en todas sus formas. A mí me gusta mucho el cante y en mi disco se demuestra, porque en todos los temas lo hay y, además, dándole importancia y buscando el detalle.
¿Cómo se gesta ‘Plaza Vieja’?
Para el disco no decidimos que íbamos a hacer una grabación. Mi padre tiene un estudio propio en casa y a ratitos, juntando ideas, llegó un momento en el que te das cuenta de que tienes varios temas grabados y te gustan. Te va enganchando y decides que tienes que terminar y, al final, sale un disco.
¿Hay algún nexo en común entre esas “ideas”?
El único hilo es que todos los temas son vivencias de momentos concretos. Para mí, la música te lleva a un tiempo, a un recuerdo. Este disco marca este momento de mi vida y eso es lo que une a las canciones.
El disco es un homenaje constante. Dedicas temas a tu padre, a lugares en los que creciste y “Al mejor de todos los tiempos”.
El tema a Camarón es una canción muy especial, la hicimos con mucho cariño. Fue la primera que empezamos a grabar y la última que terminamos. Camarón, más que un artista lejano, se vive en mi casa como alguien muy familiar y muy cercano. Es parte de la familia. Aquí todos los días se le recuerda, todo está lleno de recuerdos suyos. Es una persona a la que tenemos muy presente.
¿Y cómo se lleva ese sentimiento a la música?
Para esa canción teníamos claro que el virtuosismo no servía. Busco la sencillez tanto en el cante como en la guitarra. Quería encontrar una melodía con cadencia flamenca pero con una armonía nueva, aunque aquí está todo inventado. Una cosa sencilla pero con todo el cariño para dedicárselo a él.
¿Hubo mucha presión por un estreno tan a lo grande en el Teatro Real de Madrid?
Lo que se siente es mucha responsabilidad. Los nervios puedes afrontarlos de dos formas: o los usas a tu favor, y son buenos, o van en tu contra. Si están a tu favor, dentro de ese nerviosismo hay una inspiración. Si te pones tenso es porque le tienes respeto y esa sensación es buena cuando subes al escenario.
¿Sientes el peso de que se espere demasiado de ti? ¿Te ves como una figura en el futuro?
Todo el mundo sueña con ser grande y todos se esfuerzan cuando tienen las ideas claras. Pero no te pueds encerrar ahí porque, si después no sucede, es una frustracion. Pero si luego resulta que sí, sufres esperando a ver cuándo va a llegar. Esto es un camino que hay que disfrutar y hacerlo lo mejor que puedas. Hay que estar con los cinco sentidos puestos, trabajar y todo llegará.
¿Y cómo trabaja uno para convertirse en un gran artista?
Hay que tener una gran disciplina. Aquí eres tu propio emprendedor. Tienes que estar por lo tuyo y fijarte en otros guitarristas. En los pequeños detalles simples que no ven otros. Hay cosas que no se ven ni se escuchan. Es la pequeña magia que marca la diferencia. Muchas veces hay un silencio y dices “¡Ay! ¿qué ha pasado aquí?”; y eso es. Te tienes que quedar tú con el “ole” de las cosas, con ese detallito.
Es casi imposible no hablar de ella en una conversación sobre flamenco en los tiempos que corren. ¿Tiene ese “ole” Rosalía?
La conozco, hemos colaborado juntos y creo que es una gran artista. He hablado varias veces con ella y sabe mucho de flamenco. Además, se nota en varios de los temas que canta. Ella empezó haciendo algo más flamenco, pero ahora lo lleva cada vez más hacia otro estilo que yo no sabría definir. Me encantaría que viniera a la presentación de mi disco en Barcelona.
¿Quienes son tus referentes?
Paco de Lucía, por supuesto, Diego ‘el Morao’, Manuel Parrilla, Josemi Carmona, ‘El Paquete’, Vicente Amigo, también mi padre, claro. Todos esos tienen algo. En mi casa se ha escuchado siempre mucho Jazz y yo he cogido también ese gusto. Quizás por edad estoy más centrado en el flamenco, pero admiro a músicos como George Benson o Luis Salinas.
¿Puede ser difícil ser “el hijo de” en el mundo de la música?
Cuando me dicen que he llegado donde estoy porque soy hijo de quien soy, no hago mucho caso. Al final, si no vales, no llegas. Seguramente he podido alcanzarlo más rápido o saltarme algunos pasos pero el trabajo está ahí y si no se hacen las cosas bien, no lo consigues. En este oficio nada es fácil. Uno puede tener más gracia o más arte que otro pero aquí hay que trabajarlo todo, con mucho esfuerzo y muchas horas. Soy humilde y quiero seguir aprendiendo de mi padre y espero poder tocar con él siempre.
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