“Celia Viñas fue un grano de trigo sembrado que aún sigue dando sus frutos”

Entrevista a Francisco Galera, profesor jubilado y biógrafo de Celia Viñas

Francisco Galera junto al busto de Celia Viñas de la Plaza Bendicho.
Francisco Galera junto al busto de Celia Viñas de la Plaza Bendicho. La Voz
Marta Rodríguez
07:00 • 01 mar. 2020

Francisco Galera ha dedicado casi 40 años a investigar la figura de la maestra y poeta mallorquina que sacudió el polvo de aquella Almería franquista. Este próximo martes 3 marzo, a las 20 horas, presenta en la Escuela de Arte su último libro sobre ella: ‘Cartas de Celia Viñas a su familia’, publicado por el Instituto de Estudios Almerienses (IEA). Y el jueves día 5 impartirá, junto a Antonio Sevillano y Juan José Ceba, una conferencia organizada por el Centro de Profesorado (CEP) para descubrirla ante profesores de Secundaria. A final de mes, viajará a Palma para dar a conocer su legado en la tierra del indalo.



¿Cómo explicaría a un millennial quién fue Celia Viñas?
Una profesora, número uno, que vino a una ciudad escondida y pobre, y, desde el primer momento, entró en el sorprendente mundo de esos adolescentes, siempre dispuesta a tomar parte y animar con su presencia todas las actividades que sirviesen de estímulo a sus clases.




Dice Celia: “Desde que yo llegué, el instituto se animó: excursiones, certámenes, incremento de préstamo de libros…Tengo medio embrujadas a las niñas, desconcertados a los chicos, embobados a los profesores viejos y algo despistados a los más jóvenes que no saben aún realmente cómo han de tomarme”. Abrió los ojos de sus alumnos, haciéndoles sentir lo sensible, lo bello.

¿Por qué su fascinación por su figura?
Dejó en Almería una forma de ser y trajo un aire de libertad vital, rompiendo moldes pedagógicos y culturales. Actuó como una profesora de nuestros días. Enseñó a aquella generación de posguerra a sentir a Lorca, a Miguel Hernández, a Machado… Su compromiso cultural, junto a su gran amigo Jesús de Perceval y otros, rebasó los límites de Almería: actividades en la Villaespesa, el Movimiento Indaliano… Fue un regalo, un grano de trigo sembrado, demasiado prematuramente, en el desnudo paisaje almeriense, que aún sigue dando sus frutos.

¿Cuánto de su tiempo ha dedicado a investigarla y qué le ha movido a hacerlo?
Comencé en 1981 y todavía continúo porque cada día descubro algo nuevo en ella. Pascual González Guzmán, mi profesor de Lengua, quien vino a ocupar la cátedra vacante de Celia, me aconsejó hacer la tesis doctoral.

¿Qué es lo más impactante de sus cartas?
El retrato perfecto que hace de aquella Almería y la mejor autobiografía de esta profesora considerada, en una encuesta realizada por el diario Ideal en diciembre de 1999, como la persona más influyente del siglo XX en Almería.




¿Cómo era la Almería en que vivió?
Contesta Celia: “Allá por el año 1943, el ambiente espiritual de Almería, como en las novelas de aventuras, es un paisaje de naufragio. El robinsonismo literario estaba tan acusado que creíamos vivir como en una isla desierta”.

¿La provincia le ha hecho justicia?
A su llegada, tuvo muchos problemas porque hubo quienes no comprendían su modo de proceder tan avanzado en aquellos años 40. Después, con esa inteligencia especial que tenía, supo ganarse a todos. Y Almería ha sido justa con ella. A su muerte, el cariño de sus alumnos que la adoraban y la gran labor divulgativa de su obra inédita por parte de su viudo, el catedrático Arturo Medina, han mantenido su recuerdo. Faltaba el rigor científico de una investigación académica que, modestamente, he llevado a cabo.

¿Hasta qué punto la llama que esta tierra mantiene viva con Celia Viñas ha contagiado a Mallorca?
Después de los homenajes tras su muerte y el recuerdo de su familia y sus amigos de la Isla por la Celia mallorquina, la labor del IEA con la publicación de Vida y Obra de Celia Viñas (1991) y los dos volúmenes de las cartas a su familia ha revivido el interés en Mallorca por conocer a la Celia almeriense. Un detalle al respecto: este próximo 28 de marzo la Asociación de Escritores en Lengua Catalana le rinde un homenaje y en él impartiré una conferencia sobre la labor que ella desarrolló en Almería.
 
¿Hemos idealizado a la maestra y poeta por su muerte prematura?
El impacto de la muerte, a los 39 años, de quien tanto hizo por sus alumnos y por Almería creó un mito, acrecentado por las circunstancias de su operación y el desenlace final. Después, al desmitificarla con el estudio de su vida y obra, fundamentalmente por sus propias palabras a través de sus cartas, nos reencontramos con esta persona especial e irrepetible que fue Celia.

De no haberse producido, ¿hasta dónde podría haber llegado?
Yo esto lo he pensado muchas veces. Y me viene a la memoria García Lorca, a quien Celia adoraba. ¿Qué podrían haber hecho de vivir, por ejemplo, 80 años?




Creo que Celia habría consolidado una escuela literaria (algunos alumnos, como Agustín Gómez Arcos, han sido muy importantes), una escuela de actores (algunos de sus actores como Leo Anchóriz, Eusebio Moreno de los Ríos han destacado), una escuela de pintores (habría seguido animando a los indalianos y promocionando nuevos valores como hizo con García Ferre, Dionisio Godoy y otros), habría culminado su obra creativa y, sobre todo, el nombre de Almería y su instituto habrían alcanzado cotas insospechadas.






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