David Bisbal vuelve a casa en una noche de sentimientos y confidencias

David Bisbal vuelve a casa en una noche de sentimientos y confidencias

Evaristo Martínez / Marta Rodríguez
01:00 • 10 nov. 2011
Abrió esta gira acústica, la primera de su carrera, el 14 de abril en el Auditorio Maestro Padilla de Almería y ayer regresó a su tierra para reencontrase con los suyos durante dos noches en el Teatro Auditorio de Roquetas de Mar. A primera vista, parece que nada ha cambiado en él, pero en estos siete meses David Bisbal se ha hecho, aún, más grande: sin duda, la experiencia de llenar el Teatro Real de Madrid el pasado 1 de noviembre ha dejado un enorme poso de experiencia en el almeriense, como una ‘master class’ impagable y concentrada.

Aunque el recinto fuera más humilde, la misma electrizante magia de la pasada semana viajó anoche entre las butacas (lleno absoluto, al igual que para hoy) desde que las notas de la guitarra flamenca de Juan Sánchez rompieran el hielo e invitaran a Bisbal a abrir el concierto. El público le recibió en pie con un prolongado aplauso y él respondió, como siempre, con ‘Almería, tierra noble’, del desaparecido Antonio Ruiz de Padilla, a quien dio las gracias por su legado.

Vestido impecable de traje negro y camisa blanca, y tras saludar a Roquetas y Almería, anunció que esta gira permite descubrir una nueva versión del David de siempre. “Esta noche no hay patada ni vuelta en el aire, señora. A cambio le prometo repasar grandes canciones de los últimos 60 años”, apuntó. La primera de ellas fue ‘Te quiero, dijiste (Muñequita linda)’, de la mexicana María Grever, que quiso dedicar a sus mayores (su abuela María Montoya falleció el mes pasado).

Tras romper brevemente el ambiente de intimidad al ritmo de ‘Lloraré las penas’, Bisbal retomó la vía más tranquila con temas como ‘Me derrumbo’, el clásico de Alberto Cortez ‘En un rincón del alma’ o ‘Como la primera vez’, donde se mostró especialmente romántico.

Aunque este formato acústico ofrece la posibilidad de contemplar su lado más íntimo, romántico y seductor, el artista no puede reprimir su carácter enérgico y vitalista, como demostró en la potente ‘Como olvidar’ (con, ahí sí, pequeña patada marca de la casa).

La magnífica versión acústica de ‘Ave María’ sirvió de entrada a la segunda parte del concierto, donde volvieron los clásicos, ahora renovados en la voz, cada vez más llena de matices, del almeriense: del ‘Adoro’ de Armando Manzanero a la ‘Lucía’ de Joan Manuel Serrat con un guiño al rock andaluz de Alameda y su ‘Luna’.

En la recta final, tras el susurro de ‘Dígale’, una nueva invitación, chaqueta fuera incluida, a levantarse de las butacas con el pegadizo son de ‘Al-Andalus’, con el que muchas, y muchos, se olvidaron con un momento de que era miércoles, y más ritmo, con ‘Quién me iba a decir’.

En una noche mágica, llena de sentimientos y confidencias, David Bisbal quiso también tener presentes a sus compañeros de la orquesta Expresiones y de cómo le enseñaron a amar la música.

Con ‘Silencio’, ‘Y si fuera ella’, de su amigo Alejandro Sanz, ‘Mi princesa’ y ‘Esclavo de sus besos’, el artista almeriense más internacional se despidió del Teatro Auditorio roquetero, escenario talismán y testigo una vez más de una velada para el recuerdo que volverá a repetirse hoy a partir de las diez.






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