Triple oro de David Bisbal en el Teatro-Auditorio de El Ejido

Triple oro de David Bisbal en el Teatro-Auditorio de El Ejido

Javier Adolfo Iglesias
22:02 • 21 ene. 2012
David Bisbal abrió la noche del pasado viernes la serie de tres conciertos en el teatro-auditorio de El Ejido que acabará hoy a las siete y media. Tres noches de lleno absoluto, como no había ocurrido en los últimos meses en este recinto municipal ejidense.

Fueron cerca de dos horas y media en las que Bisbal siguió, con algunos cambios, el guión de los anteriores conciertos de esta gira con la que celebra diez años de carrera. Mismo repertorio, orden de las canciones y hasta gestos, pero lo que es irrepetible y único son las emociones. Las seguidoras que hace diez años eran niñas, como Brenda, hoy son mujeres. Las que ayer gritaban, hoy sonreían durante todo el recital.

Este concierto se sigue y disfruta con un sonrisa en la cara que no se borra hasta el final. Se canta más con los ojos que con la garganta; los grandes coros a grito pelado de antaño se cambian por los tarareos casi en silencio, balanceándose en las butacas. Eso sí, con la sonrisa en el rostro.

Apenas un par de fans se desataron con el grito de “guapo” y una, muy reiterativa, lo hacía en medio del climax final de varias canciones, en esa paradilla que David hace antes del final de varias canciones.

Este diseño de concierto es un regalo y tras su estreno en el Teatro Real y su edición en DVD las fans así lo están entendiendo. Es también un regalo que el propio David se ha dado a sí mismo, quien afirmó que con este recital “es más respetuoso con la música”. Tras la intro a la guitarra de Juan Sánchez, el músico almeriense salió con paso sereno, saludando templado a la audiencia, mirando a los ojos, ofreciendo sus manos, como de agradecimiento. El “Almería. tierra noble y cristiana” fue interpretado con varios oles y Bisbal lo coronó con un par de “El Ejido, El Ejido” cantados. “Es un placer volver a este precioso auditorio donde la acústica es magnífica”, afirmó. Tras la explicación inicial arrancó con una emocionante “El Ruido”, primero con apenas teclados y cuerda, y a la segunda estrofa, la entrada en vacio del resto de la banda erizó el vello del auditorio repleto.

El recital es una preciosidad y para aquellos que hemos estadoen espectáculos de Van Morrison, Eric Clapton o Paul McCartney podemos estar orgullosos de comprobar la imparable madurez de nuestro paisano universal. Sus temas suenan mejor estilo jazz o salsa. Fe de ello dan sus seguidoras, que lo siguen por España, como las imparables hermanas Leyva, promotoras del club de fans más pujante del almeriense. Las dos lo vieron en primera fila en el Teatro Real y aseguran , tras verlo veinte veces, que David no para de crecer en esta gira.










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