“Almería es la tierra de los proyectos”

El periodista Javier Adolfo Iglesias lo define como “el Indiana Jones del cine almeriense”, un investigador que lleva casi cuatro décadas rastreando las producciones --enormes, diminutas, para la gran y pequeña pantalla-- que se han rodado en la provincia. La definición no puede ser más acertada porque además José Enrique Martínez Moya (Almería, 1960) tiene aspecto de héroe de celuloide, de tipo curtido en mil y una batallas en defensa de su tierra que le han dejado alguna que otra cicatriz, de esas que no se ven a simple vista. “El cine me da muchos disgustos, nunca he cobrado por asesorar ni por localizar pero lo vivo con ilusión. A veces me enfado pero al poco se me pasa, conmigo no puede nadie. Si en los años ochenta no hubiera dado tanta caña con el cine, ahora no tendríamos muchas cosas”, cuenta este maestro de Primaria  frente a un café con leche.

En la mesa, testigo de la conversación, su último libro, ‘Cabalgando hacia la aventura’ (Círculo Rojo), publicado hace dos años pero que sigue más vivo que nunca. Una titánica labor de documentación, investigación y análisis, 900 páginas con fotografías y dibujos a plumilla del propio autor que reproducen algunos de los decorados del ‘Hollywood europeo’, hoy desaparecidos. “Lo de cabalgar se refiere a una bicicleta que tuve desde los once años y que utilicé para recorrer la provincia hasta 1986. Y lo de la aventura, imagínate lo que suponía para un chaval que no tenía ni idea de cine ir por las ramblas de Tabernas, por los arenales de Cabo de Gata. Y nunca pinché”, recuerda.

Aquel Martínez Moya adolescente creció en El Zapillo, “el barrio del cine”, donde era habitual en la época encontrarse con figurantes, especialistas y rostros conocidos,como el de Charles Bronson. “Para nosotros era Carlos. Le encantaba ir a la confitería La Cuca, lo que hoy es La Guinda”. Tenía dieciséis años cuando comenzó a recopilar información sobre aquellos rodajes. “En 1978 le llevé una lista a José María Artero, que fue quien me animó a investigar. Había mucha información oral pero muy vagas referencias por escrito, apenas un par de líneas en la enciclopedia Salvat sobre el cine rodado aquí”, detalla.

‘Cabalgando hacia la aventura’ es su tercer libro en solitario, tras ‘Almería y el cine’ (“yo mismo me costeé una tirada, muy mediocre, para archivos y bibliotecas; antes de eso, no había nada”) y ‘Almería, un mundo de película’. A mediados de los noventa comenzó a colaborar con televisiones locales y así hasta hoy, cuando su nombre es uno de los fijos cada vez que se habla de la relación entre la tierra del Indalo y el universo de los 24 fotogramas por segundo. Una historia de amor, sí, pero también de desamor, como escribe al periodista en la dedicatoria del libro. “Almería es la tierra de los proyectos: cuando parece que vamos a conseguir algo, al final se queda en nada. Es como cuando estás muy enamorado y llega otro y te quita a la novia”. ¿Y quién ha sido, en nuestro caso, el seductor ladrón? “Madrid nos ha quitado muchas novias. A las altas jerarquías del gobierno de Franco nunca les interesó que hubiera estudios fuera de la capital así que en Almería nos quedamos con los exteriores y poco más”.

Como un Quijote en el desierto, Martínez Moya, fuente habitual sobre la materia (recientemente ha sido consultado para un amplio reportaje sobre Almería en la edición española de la revista ‘So Film’), combate con los molinos de viento de la inexactitud. “Me da mucho coraje que nos atribuyen películas que no se han rodado aquí, como ‘El Cid’, ‘El imperio del sol’ o ‘Django”. También pelea en la selva digital de webs y blogs que se apropian de lo que no deben. “Hay páginas que me fusilan y por eso meto algunos gazapos adrede para saber cuando me copian”. Y luego están aquellos proyectos levantados desde su anonimato. “El Bulevar de las Estrellas, las rutas de cine teatralizadas [en la primera, en 2008, encarnó a Patton], el Barrio del Cine... Los he cedido gratis a mi ciudad y nunca me lo han reconocido, nunca cuentan con el autor”. A pesar de todo, asegura que no ha perdido la pasión aunque se reconoce cansado de algunas batallas. Pero él, como Indy, es profesor y aventurero. Y ya sabemos que estos héroes nunca dejan de cabalgar.