Considerado uno de los novelistas del momento, Lorenzo Silva (Madrid, 1966) fundó, junto a la poeta Noemí Trujillo, la editorial Playa de Ákaba en homenaje a Lawrence de Arabia. Mañana regresa al escenario donde se rodó para celebrar el festival Carboneras literaria.
¿Cómo se gestó este festival literario?
Empezó a gestarse hace unos meses hablando con el Ayuntamiento de Carboneras, que estuvo muy receptivo. Le propusimos hacer el encuentro en esta ciudad que tiene una referencia cinematográfica que, para nosotros, es una metáfora. Llamar a nuestra editorial Playa de Ákaba es recuperar la historia de Lawrence de Arabia y el significado que tiene este escenario en la película. Lawrence llega allí después de cruzar el desierto y el escritor que empieza muchas veces se encuentra con un enorme desierto en el que nadie le hace caso. Nuestra editorial es el lugar al que uno llega después de atravesar el desierto.
¿Siempre tuvieron claro dónde se desarrollaría la cita?
Desde que fundamos la editorial, que ya va a cumplir dos años, tuvimos claro que algún día teníamos que ir a Carboneras. La imagen que nos sirve de icono y de metáfora es el perfil de la playa de El Algarrobico. Aunque le da más importancia a la playa de Ákaba de la ficción que a la real para resaltar también el poder de la imaginación, ya sea en la literatura o el cine, a la hora de crear una historia.
¿Tiene vocación de futuro?
Eso depende de la ciudad, nosotros somos unos huéspedes. La ciudad nos acoge y lo hará en la medida que quiera. Yo conozco Almería porque he tenido mucha relación con ella. He ido a muchísimos institutos y tengo bastantes amigos allí: profesores, escritores y cineastas como Manuel Martín Cuenca, que adaptó mi novela La flaqueza del bolchevique. Tengo un vínculo muy estrecho con Almería y sé que allí hay materia prima, caldo de cultivo y muy buenos lectores. Nosotros estamos encantados de mantener una iniciativa cultural como ésta todo lo que dé de sí.
Las conferencias y mesas redondas versarán en torno al nomadismo en la literatura y tratarán temas de actualidad como la autoedición e Internet como una nueva forma de publicación. ¿Comulga con estas nuevas fórmulas?
Con el nomadismo comulgo mucho porque mi vida es muy nómada (risas). El tema es también un homenaje a Lawrence, que asumió esa forma de vida nómada e hizo lo que hizo gracias a ellos. Y esto conecta con lo otro: el mundo en el que nos toca vivir, escribir, publicar y que nos lean, no tiene nada que ver con las antiguas estructuras rígidas, que se han venido abajo. Hay que aprender a funcionar con herramientos a lo mejor más precarias, más ágiles, más flexibles, más líquidas y más inseguras, pero es lo que tenemos. Yo no es que sea ni partidario ni enemigo, es que la realidad ha cambiado y cuando lo hace, tienes dos opciones: adaptarte o quedarte fuera.
El viaje como tema en la literatura y las ciudades literarias serán otros asuntos recurrentes. ¿Cómo definiría la nómina de autores que va a participar en la cita, donde hay nombres locales y otros de Playa de Ákaba llegados de fuera?
Es una nómina diversa y creo que uno de los grandes valores de la cultura es su diversidad. Precisamente a mí me parece que el valor que tiene la cultura en nuestra sociedad consiste en que hay multitud de sensibilidades dentro de cualquier manifestación cultural, que la cultura por sí misma es enemiga de la uniformidad y el pensamiento único. También es una nómina abierta. Hay gente de fuera y de Almería. Gente conocida y que está empezando. Gente de la poesía y de la narrativa.
Noemí Trujillo y usted son unos enamorados de Carboneras. Aparte de su vinculación con Lawrence de Arabia, ¿qué les sedujo de este lugar?
Yo soy bastante partidario de Almería en general. La parte de desértica y árida que a otros les puede echar para atrás a mí me atrae. Noemí no la conocía hasta hace poco tiempo. La llevé y recuerdo que fue justo en la playa de Carboneras donde nos convencimos de crear una editorial y llamarla así. Se podría decir que este lugar tiene un papel fundacional para nosotros.
Acaba de publicar Los cuerpos extraños, una nueva entrega de su serie negra en la que aborda un tema tan candente como la corrupción. ¿Se inspira en hechos reales?
Sí, pero con moderación. Ahí me puede mi pasado como abogado. Me gusta inspirarme en historias reales, pero no a efectos de reproducirlas sino de observar los conflictos, los comportamientos, las razones por las que la gente comete crímenes y cómo se investigan. A partir de ahí, construyo una ficción. Eso te da libertad.
¿Tiene en mente el final de sus personajes más conocidos, Bevilacqua y Chamorro?
La verdad es que no. Los tengo conmigo desde hace veinte años y procuraré que vivan lo máximo. Cuando los tenga que jubilar, los jubilaré. No los voy a mantener artificialmente con vida literaria. Pero nunca he pensado qué pasará con ellos y me ha ido bien porque han ido evolucionado con la sociedad española. Me gusta que un personaje literario sea algo vivo.
Aunque ya era un autor consagrado antes de recibir el Planeta, ¿qué ha supuesto en su trayectoria?
Tiene una visibilidad y una repercusión. A mí me ha complicado la vida en los últimos dos años, aunque no me puedo quejar porque para algunos compañeros han sido complicados. Por tanto, he sido un privilegiado.
¿Le siguen inspirando los mismos temas?
Sí. Cuando llevas 46 libros publicados, te das cuenta de que los temas que te interesan siempre son los mismos y vas buscando una y otra vez la misma historia, el mismo asunto, el mismo personaje. Hay que defender al adolescente que uno fue y yo empecé a escribir siendo adolescente.
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