Ignacio Ortega se acerca a Miguel Picazo, “un hombre que arrastra el cine en las palabras”

Miguel Picazo (Cazorla, 1927) dirigió en 1964 ‘La tía Tula’, adaptación libre de la novela homónima de Miguel de Unamuno. Una obra maestra realizada por alguien para quien “el centro del mundo” es “el cine y los libros”, un hombre que “arrastra el cine en las palabras”. Así definió ayer al autor andaluz Enrique Ortega, autor del libro ‘Miguel Picazo, crónica de un cinéfilo’ (Fundación Unicaja), presentado en el Centro Unicaja de Cultura dentro de la programación del festival internacional ‘Almería en Corto’.

El libro nace a partir de las conversaciones entre Ortega y Picazo y se basa en buena parte en recorrer su infancia y adolescencia, cuando se formó como cinéfilo “y como cinéfago”. “Con cuatro años ya sabía leer y escribir y cuando le levantaron el luto por la muerte de su abuela se detuvo por primera vez ante la pantalla de la Merced”, el teatro de Cazorla. Así nació una afición por el séptimo arte en la que fue cómplice un amigo, hijo del dueño de la sala, que le permitía entrar a todas las películas.

Según recordó Ignacio Ortega, la obra nace del propio Miguel Picazo, quien le pidió que escribiera su biografía. “Dudé un tiempo sobre mi capacidad para hacerlo, porque su biografía está escrita a través de su cinematografía”, dijo el autor. Por eso ha querido centrarse en esa parte de su vida en la que se formó como espectador y en dos pueblos de gran importancia: Cazorla y Peal de Becerro. También recorre un periodo histórico que va desde la dictadura de Primo de Rivera hasta el postfranquismo.

‘Miguel Picazo, crónica de un cinéfilo’ se ha convertido en una realidad gracias a la memoria del jienense, “una biblioteca del cine”, y al trabajo de investigación del autor en archivos de Guadalajara, Cazorla y Peal de Becerro. Y, sobre todo, por las “largas conversaciones” que han mantenido en la residencia Marín de Cazorla, “donde  Picazo volvió hace unos años para morir”. Con casi 90 años, el director de ‘Extramuros’ y de más de un centenar de programas de televisión mantiene la “mirada de pícaro” y una voz que suena “entre vibraciones de ternura y verdad”.

Tras la presentación, en la que el investigador estuvo acompañado por Enrique Iznaola, director del festival, y por Pedro González, representante de Unicaja, el público pudo ver un documenta “hecho a pulso” con Miguel Picazo, una pieza que recoge la síntesis del libro porque es “su infancia y sus recuerdos”.