Después de tanto tiempo anhelando el regreso de La Vuelta a nuestra provincia, no puedo negar cierta desazón después de comprobar como, casi si de un chiste de humor negro se tratase, la intensa lluvia se ha erigido en protagonista del paso de la carrera.
Y la desazón no viene por el hecho de que no se haya disfrutado de un gran espectáculo deportivo, que lo ha habido. De hecho, la épica asociada a jornadas lluviosas en puertos asturianos, cántabros o alpinos se ha vivido al mismo nivel aquí en nuestra Almería.
Este cierto regusto amargo viene del hecho de la cantidad de gente que debido a las intensas lluvias se han quedado sin disfrutar del paso de la carrera y, sobre todo, de una gran jornada de ciclismo donde nos gusta a los aficionados, en la cuneta.
La verdad es que después de llevar con este cuatro años ya contando las aventuras y desventuras en La Vuelta de mi equipo, el Caja Rural - Seguros RGA, en www.vivelavueltaconrga.es, esta etapa almeriense la tenía marcada en rojo como una jornada especial, ya que por fin íbamos a poder mostrar todas las bondades de nuestra tierra de las que los varios almerienses que nos movemos a diario en todo esto circo que es La Vuelta no paramos de presumir permanentemente. Sin duda, llegaba una buena oportunidad para mostrar magníficos paisajes, para sacar a relucir una red de carreteras secundarias que es un auténtico paraíso para los amantes del cicloturismo y, sobre todo, para que muchos chavales pudieran recibir el mismo ‘veneno’ hacia el ciclismo que a mí me terminó de contagiar para siempre en aquella llegada en Almería capital en la que pude ver a mi ídolo absoluto, Miguel Induráin, y toda una parafernalia multicolor de coches de la que ahora formo parte como periodista.
En fin, que esto parece el mundo al revés, que me llevé una chaqueta cuando partí para la salida en Francia con la idea de que allí haría fresquito y nos asamos de calor y ahora que llego a casa después de 4.000 kilómetros recorridos me paso por agua y he tenido que abrigarme tanto que parecía el muñeco de la Michelín.
En cualquier caso, bravo por los promotores de esta iniciativa y ‘chapeau’ por toda la gente que ha dado colorido al paso de la carrera y a la línea de meta en una jornada muy muy desapacible. Y es que el ciclismo es para sufridores. A veces incluso en la cuneta. ¡Bravo por vosotros! Esto sigue. Nos vemos en La Vuelta.
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