El fútbol y sus clubes no entienden de historia ni de señorío. No mandan los presidentes ni sus consejos de administración. Los dueños de todo son los entrenadores.
Yo en mis oraciones pido por Lucas Alcaraz como antes lo hice con Ramis. No suelo rezar por los resultados porque allá arriba siempre habrá seguidores del equipo rival del Almería. No me fío.
Cuando deseo que Lucas cumpla el contrato entiendo que es la mejor noticia para todos. Porque Alcaraz y Alfonso García tienen unos jefes implacables: los resultados.
Sabe Lucas como en su día Paco Herrera que da lo mismo firmar uno que cinco años con un club ya que su trabajo depende de que la pelota entre, o de un golpe de suerte.
Le pasa a todos. Incluido un Paco Herrera que llegó al Molinón como el más grande y era aclamado por 20.000 aficionados en un Estadio que confiaba tanto en él que...
Ni su sentimiento sportinguista le ha salvado. Ni la confianza de su director deportivo. Ni el apoyo de su presidente. Ni las palabras de aliento de sus jugadores. Nada. Ya está en el paro.
Han dicho los resultados que “hasta aquí hemos llegado” y Paco Herrera ya está en el Valle de los Caídos (no confundir con la tumba de Franco) como: Carreras (Nástic), Aira (Albacete), Carrión y Merino (Córdoba) o nuestro Luis Miguel Ramis (Almería).
Estarán conmigo que Paco Herrera es uno de los mejores entrenadores de España. Es un señor del fútbol. Un sabio del balón pero...
Saben los entrenadores y los presidentes que hay en fútbol un ser superior que se llama resultados. Contra ellos nada ni nadie puede ir.
Mandan los de siempre.
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