No habrá otro como él, ni en la tierra ni en el cielo porque era único, querido, respetado, entrañable, con un corazón tan grande como la tierra, como el cielo... Ambrosio Sánchez se ha ido para siempre, su marcha nos ha roto los corazones a todos aquellos que tuvimos la suerte de colarnos en el suyo, siempre abierto.
Era de otra pasta, como de otro tiempo, un modelo a seguir en estos tiempos en lo que todo va muy rápido y en el que todos, también, vamos muy rápido. Se ha ido dejando una legión de buenos amigos en la tierra, de amigos de verdad.
Se fue la persona perfecta; nadie hablaba mal de él y jamás se le escuchaba una mal palabra de otro. Sencillamente, era diferente al resto del planeta, al resto de todos.
Almería está muy triste y sigue entre lágrimas porque se ha ido el Señor del Deporte y de la Comunicación, que dio voz y puso cara a tantos niños y niñas, hoy hombres y mujeres, que se pasaron desde el sábado por la tarde por el Tanatorio Sol de Portocarrero para dar su último adiós a una persona que deja un hueco grande, demasiado grande, en nuestros corazones.
Un ejemplo
El deporte y los medios de comunicación siempre recordarán a Ambrosio Sánchez como aquel compañero que siempre estaba para ayudarte y para enseñarte también porque, sin hablar, enseñaba tantas cosas de la vida que tenerlo como amigo o compañero fue una suerte.
El Tanatorio Sol de Portocarrero se llenó de miles de almerienses que querían despedirlo y estar al lado de la familia en estos momentos tan complicados.
Su esposa Antonia y sus hijos Alejandro, Lidia y Tito cuentan con el apoyo de toda la familia del Deporte. El último adiós para Ambrosio Sánchez dejó estampas muy emotivas porque se ha ido algo más que un compañero de profesión o un amigo.
Él era algo más que eso, era el padre perfecto, el hombre bueno... lo tenía todo bueno y por eso, su marcha ha destrozado tantos corazones de aquellos que tanto lo queríamos.
Emociones
Han sido muchas tardes, muchos años de alegría con él en la redacción de LA VOZ, con esa forma tan bonita y tan especial de entender la vida, siempre.
Llegaba al periódico y era el hombre más feliz del mundo escribiendo sus crónicas del deporte canterano; le cambiaba la cara cuando subía las escaleras. Era único, un compañero ejemplar, siempre atento con todos.
El cielo abrió sus puertas de par en par para recibir al Señor del Deporte, de la Comunicación y de la vida.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/6/deportes/253912/el-cielo-recibe-al-senor-del-deporte-y-de-la-comunicacion