Pechina y Viator lloran a Gregorio

Los veteranos de la provincia de Almería estuvieron bien representados en la Ciudad Deportiva de Viator. En la mañana de ayer no se jugaba un partido de veteranos más. No era un día de diversión y fiesta como tantos otros: en el ambiente estaba Gregorio García.
El que fuera delegado y utillero del Viator nos dejaba hace unos meses para siempre. Se marchó muy joven sin poder hacer realidad todos sus sueños de balón. Era un hombre de club porque la vida no le dejó hacer carrera. La familia le necesitaba y siempre estuvo a su lado. Con Gregorio se marchó uno de esos hombres que dejan huella en una entidad.

Una bella historia

Los equipos salieron juntos al césped de la Ciudad Deportiva de Viator. Era un derbi como los de antes entre dos equipos vecinos. Pechina y Viator siempre se llevaron bien pero se quisieron ganar (como diría Gregorio) y por goleada. Todos sobre el terreno de juego con familiares y amigos que comentaban lo que la mayoría sabía, esa bella historia de Gregorio con el fútbol de protagonista. Unos le vieron jugando. Muchos trabajando y la mayoría con los papeles del equipo de su ciudad de veteranos y cuidando de que no faltara la armonía en el vestuario de los verdiblancos.
Gregorio no quería ser una estrella y se conformaba con jugar. Él quería ayudar a todos los que le rodeaban y lo hizo como jugador, como directivo, como masajista y como aficionado era uno más ayudando a todos los que compartían sus sentimientos de buen viatoreño.

Ganaron todos

El resultado no le preocupaba a nadie pero los equipos jugaron por Gregorio y lo hicieron bien para que nadie pudiera decir que hubo pacto entre pechineros y viatoreños. Tenía que ganar uno y lo hizo pero al final todos salieron felices porque sabían que Gregorio estaba con ellos y se sentiría orgulloso de cada uno de los que se vistieron de corto desafiando al calor. Hubo placas, lágrimas y reconocimiento de todos para el delegado que se marchó para siempre y ahora está en sus corazones.
Los familiares de Gregorio fueron testigos de todo el cariño derramado, y el fútbol veterano era feliz con el homenaje al que fuera su gran amigo. Gregorio no pasará a la historia del Viator como una estrella, lo hará como un hombre servicial empeñado en hacer más fácil la labor de todos. No se ha ido para siempre, se ha dado una vuelta por las Ericas para ver a su Viator.