Neymar tiene el futuro asegurado en el Barcelona hasta el 30 de junio de 2019, fecha en la que concluye el contrato que rubricó hace dos años en su casa de Sao Paulo. Éste lo trabajó Sandro Rosell, expresidente del Barça, en colaboración con Josep María Bartomeu (entonces vicepresidente deportivo y ahora máxima representación del club), el padre del futbolista, el presidente del Santos y varios colaboradores de un lado y de otro. El futbolista siempre declaró estar muy feliz en el Camp Nou, más después de haberlo ganado ya casi todo y de haber logrado una estrecha relación de amistad con Messi y Suárez, sus socios en el ataque del Barça.
En los últimos días, primero desde Inglaterra y luego desde Brasil, se especuló con una mareante oferta del Manchester United que rondaría los 190 millones de euros. Humo. Nada de nada. Neymar sabe que su relación con el Barça apunta para muchos años, más después que Rosell dejase pactada con el entorno del jugador una revisión de contrato que se irá cimentando conforme pasen las semanas y que dejarán al brasileño en uno de los escalafones más altos a nivel salarial de la plantilla, sólo por debajo de Messi.
El pasado 18 de julio se celebraron en las instalaciones del Camp Nou unas elecciones que de haber ido todo como estaba programado se habrían tenido que realizar en 2016. De ahí que la estrategia del entonces presidente y su equipo de trabajo pasasen por guardarse para entonces el anuncio de una renovación ganada a base de buen fútbol, goles y consecución de títulos. Pese a que Rosell dimitió en 2014 (casualmente por las acusaciones vertidas por el caso Neymar), la estrategia de futuro hablada en su día por el club y el padre del futbolista no varió y tal y como les explicó AS en noviembre de 2014, Neymar y el Barça deben sellar un acuerdo que deje al crack por muchos años en el Camp Nou.
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