La Junta de Andalucía ha despachado el asunto del desmantelamiento del Hotel Las Menas de Serón con un “lamentable error de interpretación”. El problema es que los observadores de las inmediaciones -posiblemente del camping que coincide en las instalaciones- vieron el espectáculo de acarreo masivo en el que arrearon con sillas, camas, cocinas, calefactores, lámparas, cuadros, cortinas, alfombras… y hasta los sanitarios con el respectivo rollo de papel higiénico y los contadores de la luz. Todo, absolutamente todo fue expoliado para, según la Junta, almacenarlo en otro lugar. Y me pregunto qué hubiese sido de este desmantelamiento de no haber existido alguien que hubiese visto y propagado con asombro y alarma esta fulminante operación de desactivación de un hotel que costó 22 millones de euros y que permanecía perfectamente dotado para su explotación turística. Sencillamente nadie se hubiese enterado, y la Junta habría alcanzado su objetivo sin lamentar error alguno de interpretación; algo así como cuando quema documentos en un descampado.
El desencadenante de esta situación fue la denuncia del exgerente del hotel, quien aseguró que durante los tres años que la Junta lo mantiene cerrado ha de pagar una importante cantidad anual para garantizar la seguridad e integridad de las costosas instalaciones. Así las cosas, a los diligentes dirigentes de turismo no se les ocurre otra que abaratar costes de mantenimiento despojando de cualquier atractivo para la acción de posibles comandos que aligerasen el contenido del hotel con mayor ahínco que los encargados por la Junta.
Al argumento del “lamentable error” le sigue el deseo de una restitución del mobiliario para “una inmediata apertura del hotel”. Y esto es lo que más desazona, porque es una tomadura de pelo lo del error y, aún más, la reapertura del hotel. Además, a quién se le ocurre desmontar la fontanería e instalación eléctrica con la intención de volver a restituirla y dar rápido servicio al hotel; la intención nunca fue la de poner en servicio las instalaciones, sino dejarlo vacío de uso, contenido y proyecto. Recientemente han aparecido noticias sobre turismo rural en Andalucía y resulta que Almería es la provincia donde se observan los precios más altos de toda la comunidad y, no obstante, con alta tasa de ocupación. De esto se puede concluir que Almería tiene demanda de turismo rural y, de existir mayor y mejor oferta, podríamos alcanzar un nivel competitivo que incrementara el número de plazas a precio más razonable. Sin embargo, la opción por parte de la Junta es desmantelar uno de los hoteles rurales más emblemáticos, en pleno corazón de Sierra de los Filabres y a un paso del complejo astrofísico de Calar Alto, en el que la iniciativa privada se afana en promocionar el nuevo formato de “astroturismo”.
Es lamentable que unas envidiables instalaciones estén desmanteladas y ociosas por la necedad de la Junta de Sevilla y la sucursal almeriense que opta por recortar gastos cercenando opciones de promoción y riqueza. Otro tanto ya ocurrió con las villas turísticas, y ahí está el ejemplo de la Villa de Laujar de Andarax -ocho años cerrada y un dineral para volver a ser operativa-.
A partir de ahora veremos cómo se soluciona el “lamentable error” accidentalmente descubierto, y cómo se restituye este desatino. En cuanto a la “inmediata reapertura” lo incluiremos en el turno de prioridades, junto al Materno-Infantil.
Consulte el artículo online actualizado en nuestra página web:
https://www.lavozdealmeria.com/noticia/9/opinion/104997/un-lamentable-error