Con la calavera en la mano

¿Cuál es más digna acción del ánimo, sufrir los tiros penetrantes de la fortuna injusta, u oponer los brazos a este torrente de calamidades y darlas fin con atrevida resistencia? La pregunta, casi tan enrevesada como la empleada por Izquierda Unida para certificar su compraventa a Podemos, no es mía, sino de un príncipe danés inexistente, al que Shakespeare hacía hablar con una calavera en la mano. Ser o no ser. Esa es la cuestión ahora y siempre. En Almería, la clave está ahora en saber si eres parte de la sociedad civil o no. Y para eso no hay como pregúntarselo el Bardo de Chirivel, que es para el Barranco de las Viñas lo que el Stratford para el río Avon. Les hablo, naturalmente, de José Luis Sánchez Teruel, el secretario provincial del PSOE, que escribió el otro día una de las más bellas páginas de la lírica almeriense al asegurar que la reclamación del materno-infantil es una maniobra de “la derecha” para acallar la voz de la sociedad civil que pide mejores infraestructuras ferroviarias. Después de aquello, solicité infructuosamente del Hamlet de la Sierra de María que nos precisase los límites de lo que él entiende por “derecha” y “sociedad civil” y, al no tener respuesta, pienso que ni él ni nadie lo sabe. Por ejemplo, ahora que la Junta se niega a aprobar la supresión del paso a nivel del Puche ¿quiere decir eso que también está en contra de la sociedad civil almeriense, como la derecha sanchezteruélica? Algo huele a podrido, sin duda, en Dinamarca. ¿Acaso no fue el PSOE el que exigió al alcalde terminar de una vez con ese paso a nivel? ¿Exigir primero para vetar después? De momento, me temo que tengo más posibilidades de ver a fantasmas danzando alegremente en las almenas de mi castillo que ver prevalecer al sentido común sobre el sentido partidista. Me temo que esta es la consideración – tal como decía el atribulado príncipe- que hace nuestra infelicidad tan larga.