El humo ciega algunos barrios

En una de las frecuentes conexiones entre música y literatura, recuerdo ahora que la canción que escuchaba Holden Caulfield, el protagonista de la famosa novela de Salinger, “El guardián en el centeno”, era “Smoke gets in your eyes” (El humo ciega tus ojos) un clásico de toda la vida con múltiples versiones (incluso en español por una intensa Sara Montiel) sobre la desorientación que provocan el amor y sus afluentes. Pero para confusión y aturdimiento, el que tienen muchos vecinos de barrios como la Chanca, Pescadería o el Puche, que sufren estos días veraniegos numerosos apagones por culpa de las conexiones ilegales que otros vecinos han montado, no para alumbrarse o poner el aire acondicionado, sino para calefactar las plantaciones de marihuana que tienen en sus casas. No se trata, como apunta Javier M. de la Horra en la información que firma en LA VOZ DE ALMERIA, de una hipótesis de trabajo o de una suposición alimentada por las vecindonas de doble filo. Ayuntamiento, Policía y Endesa confirman lo que es una realidad vegetal y delictiva que causa problemas a los vecinos de la zona. “En ocasiones –escribe el periodista- no es fácil poner nombre a las personas honradas”. Y tanto que no. Pero seguro que los vecinos saben casi con total seguridad quiénes están detrás de esa estupefaciente cosecha de kilovatios. A lo mejor estoy equivocado pero tiendo a pensar que quien demuestra su sentido de la convivencia surtiéndose ilegalmente de cantidades industriales de luz que luego revientan transformadores, tampoco tiene luego demasiado cuidado en ocultarlo. Sé que esto que digo no es políticamente correcto, pero creo que luchar contra estos delitos tipificados -que hacen que justos paguen por pecadores al incrementar las tarifas de todos los vecinos- es, al menos, tan importante como hablar de los mínimos energéticos vitales y de la exenciones de pago. Pero hay algunos que prefieren hacer como si no supieran que estas cosas pasan justo en las calles en las que acaban de estar haciendo campaña.