Los abajo firmantes de la ceja

El martes, día 30 de agosto, nos sorprendió un manifiesto en El PAÍS, el segundo en pocos meses, de tres de las fuerzas más señaladas de izquierda que exigen un Gobierno de progreso. En el acuerdo figuran PSOE, Unidos Podemos y Ciudadanos, lo que en teoría suponen 13,6 millones de votos dentro del total de la población española, casi el doble de los obtenidos por el PP. Como dice la nota, estas cifras suponen que los que quieren el cambio y la regeneración democrática en este país son mayoría y que bastaría votar unidos para instalar un gobierno progresista echando al PP de la Moncloa. Ya hace tiempo que desaparecieron de la calle los llamados “hombres de la ceja”. Fue con motivo de la guerra de Irak en el segundo mandato de Rodríguez Zapatero cuyas segundas elecciones ganaron los socialistas. A los cuatro años siguientes, el PP aprendería la lección inventándose aquello de la “ herencia recibida” y haciendo creer a la clase media que la crisis era netamente española , lo que contribuyó a darle su primer triunfo electoral a Mariano Rajoy. Desde entonces parecía que las gentes de la cultura se desentendían de los avatares políticos precisamente bajo el mandato de un Gobierno que se había atrevido a subir el IVA de los bienes intelectuales al 21%. Afortunadamente no hay mal que por bien no venga. En las tres densas páginas de publicidad que aparecen en la prensa vemos individuos de todas las profesiones desde representantes políticos a activistas sociales, pasando por profesores, músicos, gente de letras, directores de cine etcétera. Encabezan la lista Antonio López, Aitana S. Gijón, Gaspar Llamazares, Joaquín Sabina, Juan José Millás, Miguel Ríos, Luis García Montero, Baltasar Garzón, Fernando Trueba, Antonio Gamoneda, Carlos Jiménez Villarejo, Cristina Almeida, Vicente Molina Fox y muchísimos más-. Después de los argumentos que ha empleado la izquierda en la investidura contra Rajoy no creo que sean una novedad publicitar las razones de la calle. Allí se protesta contra los recortes, la desigualdad, la inmensa corrupción, se exige cambio, regeneración democrática, una opción concreta de progreso y desde luego salir ya de una vez de la parálisis que sufre este país por culpa de unos políticos al servicio de la oligarquía.