El peaje del Materno-Infantil

Antonio Felipe Rubio
01:00 • 07 oct. 2016

La intencionada demora para construir el Hospital Materno-Infantil ya nos ha costado a los almerienses casi dos millones de euros. Es el precio que la Junta ha acordado pagar a la UTE Acciona-Tejera para cancelar el procedimiento judicial de reclamación de daños, perjuicios y lucro cesante que esa unión temporal de empresas estimó en unos cinco millones de euros. Como se suele decir y la praxis aconseja es mejor un mal arreglo que un buen pleito. Ahora, las mismas empresas se quedan con la ejecución de las obras, y se “restablecen” las relaciones con la Junta por aquello de llevarse bien para futuras contratas.
Contrariamente a los criterios de “prioridad”, “voluntad política”, etc. este hospital es fruto de un cúmulo de despropósitos que comenzó en 2006 con la presentación de una maqueta que no obedecía a proyecto alguno y que se utilizó como reclamo para la campaña electoral; además, se libró un presupuesto de unos 26 millones de euros; se licitó y se contrató la obra; se colocó la primera piedra con el boato correspondiente; comenzaron los primeros escarceos en la construcción… y se detuvo la obra. Adujeron problemas “resolubles” como el traslado de una torre de alta tensión y el acceso al foso de la cimentación. Pasaron los días; pasaron los meses… y hasta la fecha. 
Uno de los aspectos que no tardó en aparecer es el de la “confrontación”, tan recurrente entre Junta y Ayuntamiento. En el proyecto inicial aparecieron más de un centenar de incidencias, algunas tan clamorosas como que una camilla -en un hospital- no podía evolucionar por angostos pasillos. Estos detalles y otras chapuzas contenidas en el defectuoso proyecto anunciaban la escasa convicción en la ejecución del mismo y, desde luego, difuminaron el enfático discurso de la prioridad y voluntad política. 
No deja de sorprender que nadie desde las instituciones que fiscalizan las inversiones y la trazabilidad de los presupuestos haya exigido respuestas a la pérdida o volatilización de una partida consignada y finalista. Si se pudo licitar y contratar la obra no es ni más ni menos porque el dinero estaba comprometido. Entonces, ¿qué pasó y a qué lugar se fue esa partida? ¿Qué procedimiento administrativo reglado y legal sustentó ese trasvase o transmutación de los 26 millones? 
El retraso no esclarecido del materno, el paradero de los millones y la indemnización que ahora nos toca pagar es fruto de una pésima gestión que se ha tratado de zanjar con el discurso de manual de la Junta. La apelación a la confrontación es agotadora y abarca cualesquiera de las frustradas iniciativas que la Junta emprende en Almería. Valga mencionar -por reciente- los más de 600 000 euros que va a costar adaptar el proyecto de restauración del Ayuntamiento. La Junta proyectó reacondicionar los muros de carga sin tener en cuenta el peso del mobiliario, trabajadores, personal visitante, etc. Algo así como diseñar un barco con el límite de flotabilidad en rosca: al subir el pasaje a bordo, el barco se hunde.
El coste económico es cuantificable, pero el tiempo perdido no tiene precio. Como decía Cela, “todas las horas del reloj hieren; la última, mata”. El tiempo pasado es irrecuperable, así como las oportunidades perdidas, que otros supieron aprovechar. No disponer del Hospital Materno es un agravio por incomodidad y afrenta al mayor reto que afronta la especie humana: la reproducción. No es broma ni grandilocuencia metafísica; los nuevos alumbramientos es mayor inquietud científica que la longevidad de la especie.
La reactivación de las obras del Materno-Infantil será el primer paso para su consecución, que concluirá con la dotación técnica y humana para el ansiado nivel de excelencia. Y, cuando aún no han comenzado los trabajos, ya aparece el fantasma de los recortes en el Hospital de la Cruz Roja. O sea, seguimos pagando el “precio” de aspirar a un Materno-Infantil con humillantes e inagotables peajes.     


 







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