Fue una de las concentraciones más duras que han tenido que vivir los políticos almerienses presentes en Villaricos. Sus cabezas y las de sus compañeros de ayer tuvieron que soportar las iras (justificadas) de los oradores que desde el escenario clamaban ante la apatía, la nulidad, el fracaso de unos políticos que han engañado a los regantes almerienses. “Esto ha sido, se llegó a decir, la mayor estafa electoral que se ha producido en democracia”. Se les recomendó a los diputados almerienses en Sevilla y en Madrid “que se fueran a sus casas, ya que no han sido capaces de solucionar el grave problema que vive el campo”. “Que nos den lo que nos deben, lo que es nuestro”, otras de las frases que atronaron la mañana o la tan sabida y a la que ya estamos acostumbrados: “Los políticos nos toman el pelo”. “Tenemos veintidós (22) parlamentarios entre Madrid y Sevilla que no levantan la voz por el agua”. Y esta última expresión es la que nos lleva ante la gran tragedia que padece el campo almeriense. Tenemos veintidós voces (22) entre Madrid y Sevilla que no sabemos a qué dedican el tiempo que les pagamos con nuestros impuestos, pero de lo que estamos convencidos es de que no defienden como debieran el problema más importante que tiene esta tierra: La necesidad de agua, la eterna protesta de ésta seca Almería. ¡Más árboles, más agua! era el mensaje que se llevaban los jerarcas que en los años cincuenta, sesenta y setenta venían a visitar esta esquina del sureste peninsular. Se les debería caer la cara de vergüenza a los políticos que durante los últimos cuarenta años han estado representando a nuestra provincia, cuando el grito de los campos, de los regantes, de los almerienses, sigue siendo el mismo: ¡Más agua! los árboles ya los hemos sembrado. ¿Se secarán? Si siguen los mismos representantes al frente de la política madrileña y sevillana es evidente que se secarán. Tenemos veintidós representantes (22) entre Madrid y Sevilla y la pregunta a contestar es: ¿Para qué nos sirven? Si nos atenemos a lo manifestado y coreado por más de cinco mil gargantas en Villaricos, para nada. Mejor que se vayan a su casa. Si claro, y perder los miles de euros que les llena su cuenta corriente cada mes. Ni lo sueñen, se van a quedar ustedes con las ganas de que se vayan. Al clavo ardiendo.
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