¡Estamos de enhorabuena! Para la Junta de Andalucía, acabar la autovía del Almanzora “es una prioridad absoluta”, tal como aseguraba en una entrevista publicada en LA VOZ DE ALMERIA el nuevo delegado de Fomento, Antonio Martínez. Y creo que es justo que señalemos dos cosas ante esta esperanzadora declaración de intenciones. En primer lugar, que estamos hablando de una carretera que sigue sin terminarse aunque fuera anunciada por la Junta a finales de los años ochenta del siglo pasado y, lo que es mejor, sin que sepamos cuándo se acabará, porque el delegado podrá ser nuevo -pero no menguado- y ya se encarga de decir en la siguiente respuesta que “fecha aproximada no tenemos”, lo cual nos da pie a destacar el segundo hecho relevante de estas afirmaciones. Y es que nos encontramos ante un notable hallazgo periodístico, porque cuando el señor Martínez afirma que “la autovía del Almanzora es una prioridad absoluta” (sic) nos ofrece un ejemplo de mentira doble en un titular sencillo, porque A) lo que está haciendo la Junta no es una autovía, y B) tampoco puede ser aplicable el concepto “prioridad” a un proyecto que lleva dilatándose ya treinta años. Lo digo acogiéndome a la defensa del correcto uso del idioma. Si una cosa es prioritaria es porque consideramos a esa cosa más importante que otra. Y como la Junta no ha anunciado su intención de modificar el significado del término “prioritario”, habrá que entender esta declaración como una simple tomadura de pelo a los almerienses, especialmente a los vecinos de la zona que llevan tres décadas esperando. Y como no creo que el señor Martínez quiera reírse del personal, pensaré que afronta las entrevistas pensando antes en sus jefes que en la gente. Y ahí, en el mantenimiento del discurso oficial, debemos encontrar la clave de esa respuesta. Enhorabuena amigos y amigas: el nuevo delegado progresa adecuadamente.
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