Rajoy nos da de nuevo la espalda, aunque tampoco es de extrañar. Este inicio de año ha sido clave en la historia de nuestro país y, para frustración de todas y todos, de nada ha servido. A las pruebas me remito. De nada ha servido que levantemos la voz para pedir nuestro lugar como mujeres, como la otra mitad que somos, y de nada ha servido tampoco que los jubilados salgan a las calles y griten que es de justicia que el trabajo realizado durante toda su vida les proporcione unos años de descanso y de tranquilidad con unas pensiones dignas.
En los esperados Presupuestos Generales del Estado, ha quedado claro para quién gobierna el PP. De los 200 millones de euros prometidos y necesarios para desarrollar el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, sólo aparecen 20. Y en cuanto a las pensiones, la miserable subida del 0,25% que ha previsto el Gobierno tampoco dará este año para compensar lo que han subido los precios.
En cuanto al reparto territorial, Almería es la provincia española que sale peor parada en términos de inversión por habitante. Nuestra tierra es la gran abandonada del Gobierno del PP. Somos los primeros para Rajoy, pero por la cola. Si de media al resto del país le corresponden 217 euros por habitante, en Almería, según nuestro Gobierno central, necesitamos mucho menos, pues nos reserva apenas 80 euros por habitante. Un año más, y ya van siete, nos volvemos a quedar sin AVE, sin infraestructuras hídricas y sin infraestructuras eléctricas. Así, sin más miramientos.
En lo que respecta a los jóvenes, más de lo mismo. Si en 2017 el Gobierno incumplió la promesa del complemento para empleo juvenil, este año se han vuelto a olvidar de nosotros. Lo que nos quiere ofrecer el PP son trabajos precarios que conllevan una emancipación cada vez más tardía, en un país donde se puede considerar un lujo lo de adquirir una vivienda. Los jóvenes nos vemos obligados a destinar una media de 14 o 15 años de sueldo íntegro para poder pagarla.
No nos resignamos Nuestro Gobierno Central ha destinado tan solo un 0,7% del total del presupuesto para nuestra educación. Se le ha olvidado también a Rajoy la formación del profesorado, la educación infantil o los libros de texto y no quiere ser consciente de que seguimos siendo el quinto país de Europa con las matrículas más caras en educación. En Andalucía, por fortuna, a Susana Díaz no se le olvidan las necesidades de sus vecinos y vecinas y, a pesar de que las competencias son del Estado, el Gobierno Andaluz no se queda conforme y las asume a golpe de pulmón. Es lo que está ocurriendo, por ejemplo, con la Universidad a Distancia o las bonificaciones de las matrículas del 99% para universitarios o con la Ley de Dependencia, que Andalucía está financiando al 80%, pese a que le correspondería el 50%. En nuestra comunidad, con la educación y con las necesidades de los ciudadanos no se juega.
A la vista de los hechos, está claro que Rajoy no nos quiere escuchar y prefiere dar la espalda a las miles de familias que reclaman lo que por derecho les corresponde. Con lo que no cuenta nuestro Gobierno central es con la contestación ciudadana. Los jóvenes no nos resignamos. Los pensionistas tampoco. Ni las mujeres. Ni los dependientes. Ni los almerienses. Hasta aquí hemos llegado y seguiremos gritando.
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