Hermana, yo sí te creo

Mar Verdejo
00:42 • 05 may. 2018

La semana pasada me declaré oficialmente “antisistema” porque este sistema no protege a las mujeres. ¿Si no nos protege para qué nos sirve? Un día sí, otro día también, una mujer es asesinada por su pareja. Se denuncian cuatro violaciones al día. Cientos de agresiones no se denuncian por miedo o porque sabes que vas a acabar señalada y cuestionada. ¡Estamos desprotegidas! Y si no cuidamos de nosotras: nadie lo hará. Hay que buscar otro sistema más justo y solidario. Ahora entiendo porqué se odia al feminismo: esta sociedad odia a las mujeres.


La sentencia del juicio de la mal llamada “La Manada” ha sido una agresión, una violación y un acto de guerra contra las mujeres. ¿Qué mensaje nos quieren dar? Nagore se resistió a su violador en San Fermín, él la mató a hostias y a los ocho años está libre y ejerciendo su profesión de psiquiatra. Si te resistes, te matan. En el caso de “La Manada”: si no te resistes, no te creemos. 


Yo sí te creo, nosotras te creemos, la mayoría de esta sociedad te cree: no dudes de ello hermana, te queremos decir a tí y al resto que no estáis solas, que tenéis a vuestra manada feminista.



Te queremos dar las gracias, compañera, por tu valentía al denunciar a estos violadores en manada, y una vez más la ciudadanía ha estado a la altura del problema social. Las personas que nos gobiernan y nos legislan no, sólo les preocupa lo suyo, sus propios cortijos y se creen inmunes. No todo vale. Tras el 8 de Marzo el movimiento feminista está haciendo Historia, aunque este país patriarcal nos niega esta épica feminista. Siempre que nos hemos unido las mujeres, hemos cambiado el mundo, de manera pacífica. Este sistema no nos sirve, vamos a buscar otro que nos haga ser personas sin miedo, viviendo en igualdad y justicia social, porque eso es el feminismo, ni más ni menos. 


Escribe mi compañera de la Red Ecofeminista Marga Borja: “La sentencia de la Audiencia de Pamplona es la cruel reacción patriarcal al imparable movimiento de las mujeres. Nos quieren sumisas o muertas, pero no daremos un paso atrás. No nos dejemos confundir, el problema no está en el código penal, está en la visión machista del tribunal”. “Tenemos rabia pero no impotencia”, dice Beatriz Gimeno, de la Red Ecofeminista. Y reconozco que lloré de rabia junto a mis compañeras, junto a las periodistas que vinieron a la concentración. Lloramos y compartimos experiencias de violación, sometimiento, humillación, etc. La cultura de la violación está arraigada y fomentada; y está saliendo a la luz, ya no queremos que siga enquistado en nosotras, no queremos seguir pensando que es lo normal, que es lo que nos tiene que pasar en algún momento de nuestras vidas por ser mujeres: niñas, adolescentes, adultas, ancianas…porque no hay edad para ello. Las noticias de feminicidio son insufribles y los hastag #cuéntalo #metoo, etc van sacando una realidad oculta, un secreto a voces que ya no queremos soportarlo más. ¿Qué parte del “NO ES NO” no entienden? 



Al día siguiente de la sentencia, paseando temprano por el Centro Histórico de Sevilla, me encontré a cuatro mujeres diferentes, diversas, transitando por mi mismo camino delante de mí. Dos eran chicas jóvenes, una con pantalones vaqueros ajustados y la otra con pantalones cortos. Las otras dos eran monjas de clausura. Hermanas todas transitando en libertad.  Escribían, en Facebook, las hermanas Carmelitas de Hondarribia: “Nosotras vivimos en clausura, llevamos un hábito casi hasta los tobillos, no salimos de noche (más que para urgencias), no vamos a fiestas, no ingerimos alcohol y hemos hecho voto de castidad. Es una opción que no nos hace mejores ni peores que nadie, aunque paradójicamente nos haga más libres y felices que a muchos y muchas. Y porque es una opción libre, defenderemos con todos los medios a nuestro alcance el derecho a todas las mujeres a hacer libremente lo contrario sin que sean juzgadas, violadas, amedrentadas, asesinadas o humilladas por ello. Hermana, yo sí te creo.” 





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