Ondas gravitacionales

José Antonio Garrido
07:00 • 30 may. 2018

Esta semana visita Almería Rainer Weiss. Y lo normal es que este nombre no te diga nada. Él no es una flamante estrella deportiva, ni un actor de Hollywood, ni llena estadios con jóvenes que corean sus canciones. Para la mayoría de los mortales, este estadounidense de origen alemán pasaría desapercibido al cruzarse con él en mitad de la calle. Después de todo, es sólo un científico. Un científico que ha ganado el último Nobel de Física, pero, al fin y al cabo, un científico. 


Weiss dice que esto de la Ciencia le divierte. Que lo suyo es pura vocación. Una vocación que le llevó a anunciar, en febrero del año 2016, la primera observación directa, unos meses atrás, de las ondas gravitacionales. Estas ondas ya habían sido predichas por la Teoría de la Relatividad General, de Einstein, pero tuvimos que esperar cien años para que la Ciencia pudiera demostrar su existencia. 


Para entender qué son las ondas gravitaciones, vamos a hacer un pequeño ejercicio de imaginación. Primero, vamos a reducir el Universo a una simple balsa de agua, y después vamos a asumir que el espacio y el tiempo vienen definidos por la superficie quieta de esa agua. Ahora imaginemos que tiramos una piedra al agua en calma. Todos sabemos lo que va a pasar. Y es que la superficie –el espaciotiempo– se va a perturbar, y se van a crear unas ondulaciones, a partir del lugar donde ha caído la piedra, que se van a desplazar por toda la balsa. Pues eso es lo que pasa en el Universo cuando un cuerpo de una masa enorme se desplaza a una velocidad altísima. Que se van a producir una serie de perturbaciones que nos permiten estudiar el cosmos ya no sólo a través de la observación de lo que en él está pasando, sino a través de estas ondas que se generan y que no son observables a simple vista.



Durante mucho tiempo, las ondas gravitaciones escaparon a los sistemas de medición que el hombre poseía, ya que son extremadamente débiles. Pero el nacimiento de un equipo llamado interferómetro, que comenzó a funcionar con la llegada del Siglo XXI, abrió la puerta a la detección de estas ondas. En el caso de las detectadas por Rainer Weiss y su equipo, éstas fueron originadas por la fusión de dos estrellas de neutrones. El físico americano dice que fue algo maravilloso. Que aquellas dos estrellas habían estado persiguiéndose durante miles de años para colisionar en un silbido muy lento. Desde luego, es motivo de celebración que alguien con esta sensibilidad y este entusiasmo vital por lo que hace, visite nuestra ciudad. Alegrémonos. No dejemos pasar la oportunidad de aprender de él.





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