Dejemos en paz el Tajo-Segura

Emilio Ruiz
07:00 • 08 jul. 2018

El pasado mes de abril, quien era secretario general del Partido Socialista y no aún presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, escribió en Twitter un comentario que sentó como un tiro en las comunidades de regantes del Levante español. “Nuestro objetivo –dijo- es el fin de los trasvases y apostar por las desaladoras”. El Sindicato Central de Regantes del Acueducto Tajo-Segura calificó el tuit como “desafortunado”. La magnitud de las protestas surgidas desde Andalucía, Murcia y Valencia hizo rectificar a Sánchez, que pidió una reunión con los regantes para hacerles llegar un mensaje de calma. Una semana después, en Molina de Segura, se celebró la reunión y el hoy presidente manifestó su compromiso de mantener las infraestructuras hidráulicas existentes “y también el Tajo-Segura”. Caso cerrado. O eso parecía.


Vivíamos tranquilitos desde entonces hasta que el pasado lunes la ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ha vuelto sobre el tema en unas declaraciones al diario ‘El País’. “Algo extraordinario como los trasvases –ha declarado- no se puede convertir en ordinario”. Preguntada sobre si pondrá fecha de caducidad al trasvase Tajo-Segura, la ministra dice que las aportaciones extraordinarias “deben ser eso”, y recuerda que “durante muchos años hemos tenido delante el mito del déficit hídrico, cuando en realidad no hay cuencas deficitarias ni excedentarias, porque cada cuenca tiene lo propio de cada una”. Esta última parte de la afirmación, de que cada cuenca tiene lo propia de cada una, nos recuerda el fatal destino de las dos Españas, la España húmeda y la España seca. Como si la solidaridad humana y los avances constructivos y tecnológicos no hubieran demostrado que se puede alterar esta ‘maldición divina’.


El agua que viene al sureste peninsular desde los embalses de Entrepeñas (Guadalajara) y Buendía (Cuenca) no es la única que se trasvasa en nuestro país. Hay más trasvases –en Almería tenemos también el Negratín-Almanzora-, pero ninguno de ellos está tan cuestionado como éste. Y en verdad no se entiende. Algunos políticos manchegos transmiten la impresión de que el envío de agua desde allí hacia nuestras tierras y hogares es permanente, hasta el punto de dejarlos a ellos secos para disfrute nuestro. No es cierto. Las  “Reglas de explotación del trasvase Tajo-Segura”, reguladas por ley, son muy objetivas y garantistas para la cuenca cedente. La Dirección General del Agua nunca emite un informe favorable si el volumen de existencias en los embalses de cabecera del Tajo no se superan los 400 hm3 (nivel 3). Desde mayo de 2017 hasta abril de 2018 no ha venido una sola gota de agua. La última autorización ha sido de 20 hm3 mensuales durante los meses de abril, mayo y junio.



Ahora mismo Entrepeñas-Buendía acumula más de 700 hm3 de agua. Ya se debería haber reunido la Comisión de Explotación del Acueducto para informar favorablemente un nuevo envío. Esperemos que el cambio de Gobierno no sea motivo para suprimir una situación solidaria que ha sido, es y debe seguir siendo muy beneficiosa para los receptores de agua y que en nada perjudica a los cedentes. Y a la nueva ministra, que no cree un problema donde no lo hay. Dejemos en paz, por favor, el trasvase Tajo-Segura.





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